Por Ramón Pérez-Maura (Tomado del Diario ABC)
Sigamos discutiendo superficialidades para no entrar en el fondo de la cuestión. Está muy bien repetir una y mil veces que el islam es una religión de paz. Pero es la única en cuyo nombre se va masacrando inocentes por los cinco continentes. Y, entonces, es cuando nos dicen que culpabilizar a esa religión es generar islamofobia.
En 1939, ¿el problema
era el nazismo o Alemania? ¿Eran nazis todos los alemanes? Más bien parece que
no. Había alemanes ejemplares, como Konrad Adenauer, sin ir más lejos. ¿Eran alemanes
todos los nazis? Sin duda sí. Y, a partir de la influencia de Alemania,
surgieron otros movimientos filonazis que hubo que combatir. Pero ese combate
era inútil mientras no se atacara la raíz del problema. Se declaró la guerra a
Alemania y a muchos alemanes inocentes. Hoy vivimos un reto similar. Por
supuesto que no todos los musulmanes incitan al odio ni quieren imponer su
visión del islam de forma violenta, asesinando incluso a musulmanes a los que
consideran desviados de la recta senda. Pero ese mal está dentro del islam. No
fuera.
Hay que
enfrentar lo que el islamismo está haciendo en nombre del islam como en 1939
hubo que enfrentar lo que los nazis hicieron en nombre de Alemania.
Las guerra ya no se
librarán como las que vivimos hasta los albores del siglo XXI. Ésta es una
batalla diferente. Pero es una guerra en la que, aunque no queramos aceptarlo,
ya estamos inmersos. Durante la década de 2000 el presidente Bush se enfrentó
antes que nadie a ese islamismo. Declaró la guerra al terrorismo y le tildaron
de loco. El sábado pasado Manuel Valls declaró que «estamos en guerra» con el
mismo enemigo. No he oído a nadie descalificarle ni hacer una crítica de fondo
a sus palabras. Quizá si no hubiésemos malgastado casi tres lustros creyéndonos
estupendos y que este problema era americano y no occidental, hoy no estaríamos
enfrentados a esta amenaza.
Estados Unidos sufrió
el 11-S, pero no ha vuelto a tener un ataque de gran envergadura. Sí tuvo las bombas
del maratón de Bostón, pero nadie puede evitar que un individuo aislado
perpetre un atentado así.
Lo del 11-S y lo de
Bataclan son de otra magnitud logística, muy superior. Mientras el buenismo
occidental se ha seguido imponiendo, en Europa hemos visto atentados de todo
tipo en Londres el 7-J de 2005, en Madrid el 11-M de 2004, ataques menores a lo
largo de la última década y, al fin, este mismo año, Charlie Hebdo en enero y
Bataclan y Saint-Denis en noviembre.
Detrás de todos ellos
estaba una visión del islam. Y no hemos visto a gobiernos como el saudí o el de
Qatar salir a perseguir a esos criminales. En todo caso, siguen buscando
silenciar las críticas por otras vías. Pero no luchan sin cuartel contra ese
terrorismo.
Y no nos
explican por qué no lo hacen.
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