La caída del muro la sorprendió en una sauna. Esto lo confirmó hace unos
años en una entrevista que le hiciera la televisión pública alemana. Tras
enterarse de la noticia, la entonces doctora en Física en la Academia de las
Ciencias de la RDA se dirigió al paso fronterizo de la Bornholmer Straße.
Antes, Ángela Merkel entró en panadería comer algo. Al llegar al paso
fronterizo, dice ella, que se quedó
«sin palabras y feliz».
Hasta el momento no hay dudas de la destreza e inteligencia políticas de la
Merkel. Una hoja de servicios impecable: cero escándalos de corrupción, cero
amor por el dinero y ni rastro de plagio de su trabajo doctoral. Dicen que «Es perfecta».
Sin embargo, su primera etapa
podría dar lugar a ciertas dudas: la canciller fue una ciudadana integrada
y respetada de la dictadura totalitaria de la RDA.
Hija de un pastor protestante que decidió cambiar su vida en Hamburgo por
una parroquia en la Alemania oriental, Merkel creció sin conflictos con el
sistema socialista, cursó estudios universitarios. El día en el que cayó el
Muro, trabajaba en una reconocida institución y hacía carrera académica.
En 1989 sus ideas la llevaban por el camino de la democratización del
solcialismo. Esas ideas comenzaron a cambiar a principios de 1990 cuando
Gorbachov permitió la reunificación de Alemania. Ya para entonces Ángela se
había afiliado a la CDU y sus ideas defendían la unidad alemana y la economía
de mercado.
Al caer el muro, tenía 35 años rdysbs convencida de que el sistema
socialista era reformable, al igual que otras figuras de la CDU oriental. Coincidentemente,
ese también fue el caso de Lothar de Mazière, primer y último primer ministro
de la RDA elegido democráticamente.
Tras la reunificación De Mazière pasó a formar parte de la CDU de Helmut
Kohl, acabándose su carrera política al probársele que había colaborado durante
años con la Stasi. Su dimisión en 1990
allanó a Angela Merkel su camino hacia la política.
Todavía hoy en Alemania la Stasi nunca ha manchado el nombre de Merkel. No
obstante, el (VIEA) virus de la ineficiencia económica adquirida (que llevamos
en sangre todos los que vivimos bajo el totalitarismo) sí que le ha hecho
mella.
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