jueves, 10 de julio de 2014

Base Naval de Guantánamo

Una polémica Base Naval Carbonera




Base Naval de Guantánamo


 


 




 


 


Hace 108 años que, bajo pre­siones norteamericanas, el senado de la naciente República de Cuba aprobó el contrato de arrendamiento de la Base Naval de Guantánamo.


Se escribe y se comenta mucho sobre los prisioneros que allí mantiene recluidos el gobierno de los Estados Unidos. Poco se dice acerca del ori­gen de esta Base Naval.


UN POCO DEL AYER


Al desembarcar en el interior de la bahía de Guantánamo, el 30 de abril de 1494, Cristóbal Co­lón quedó impresionado con sus excepcionales condiciones físico-geográficas, bautizándola con el nombre de Puerto Grande.


No se equivocó Colon. El profundo calado y los 362 kiló­metros cuadrados de sus aguas, la convierten en una de las ba­hías de bolsa más grandes del mundo.


Cuenta, además, con una posición geográfica privilegiada, a solo 125 kilómetros del Paso de los Vientos y a la mitad de la distancia entre la desembocadu­ra del Misisipi y el delta del Ori­noco, en Venezuela. También se haya equidistante de Yucatán, en México, y la isla de Puerto Rico, en el Caribe.


 




 


En fecha tan temprana como el 18 de julio de 1741, una flota del Almirantazgo inglés com­puesta por más de seis mil efec­tivos, desembarcó en la rada guantanamera, con la intención de garantizar a la corona británi­ca el control del mar Caribe y sus accesos.


Seis meses después, y como resultado de los continuos ata­ques del ejército español, de las guerrillas de criollos locales y el azote de la fiebre amarilla, las fuerzas británicas se vieron obli­gadas a reembarcar, luego de su­frir más de dos mil bajas.


DE CÓMO LOS YANQUIS LLEGARON AL LUGAR


Al establecerse en una de sus riberas el Puerto de Caima­nera y extenderse hasta allí del ferrocarril en 1856, la bahía de Guantánamo adquirió un valor estratégico adicional.




La Bahía de Guantánamo es una de las bahías de “bolsa” más grandes del mundo


 


A finales del siglo XIX, los barcos de vapor se movían, utilizando el carbón como combustible. La posición geográfica de la Bahía de Guantánamo era perfecta para estos fines.


Para lograr la comunica­ción entre los océanos Atlántico y Pacífico resultaba imprescindible la creación de bases carboneras.


La declaración de guerra a España, el 21 de abril de 1898, brindó a Estados Unidos esa po­sibilidad en el Caribe. El día 27 de ese propio mes, buques de la Ar­mada norteamericana realizaron los primeros disparos sobre las posiciones españolas que defen­dían la bahía de Guantánamo.




Base Naval de Guantánamo


 


Durante todo el mes de mayo, las fuerzas navales y de infante­ría de marina norteamericanas trataron infructuosamente, una y otra vez, de quebrar las defensas españolas.


Ante esta situación, el man­do militar norteamericano se vio obligado a consultar y aceptar las variantes combativas ofrecidas por los jefes militares cubanos, en particular la del Mayor General Calixto García Iñiguez, quién a la muerte en combate del Lugarteniente General Antonio Maceo (segundo jefe militar en importancia del Ejército de la República de Cuba en Armas) ocupó dicho cargo.


El 7 de junio de 1898 iniciaron los combates en el interior de la bahía. El día 10 de junio, luego de que la ar­tillería naval norteamericana si­lenciara los últimos reductos de la resistencia española, se produjo el desembarco de la Infantería de Marina de los Estados Unidos del Norte de América.


Los norteamericanos mantu­vieron sus posiciones en la zona sur de la bahía y acometieron obras de fortificación que les permitieran –apoyados en la arti­llería de sus buques– retener esa “cabeza de playa” hasta el arribo de nuevas fuerzas.


Varias veces estuvieron a punto de ser desalojados de su posición por los españoles, hasta que en la tarde del día 12 de junio llegaron en su auxilio fuerzas cubanas al mando del Coronel del Ejército Libertador, Enrique Thomas.


 




El USS Nevada (BB-36) en la Bahía de Guantánamo durante el verano del año 1919


 


La participación de las hues­tes mambisas hizo que la ini­ciativa pasara definitivamente a manos de las fuerzas cubano norteamericanas, que entre los días 14 y 16 de junio lograron el control total de la bahía y des­de allí emprendieron la ofensiva sobre la ciudad de Santiago de Cuba, la cual se mantenía sitia­da, desde el mar, por buques de la Marina de Guerra de Estados Unidos.


Para impedir que, de Guantá­namo partieran fuerzas españo­las, primero con el fin de combatir el desembarco norteamericano y luego tras el contingente que avanzaba sobre Santiago de Cuba, la ciudad se mantuvo sitia­da por fuerzas del Ejército Liber­tador de Cuba.


Destrozada el 3 de julio la Escuadra del almirante Cervera en Santiago de Cuba, el día 17 se produjo la rendición de esa ciudad. En las condiciones de la capitulación quedaron compren­didas, además, las ciudades de Guantánamo y Baracoa.




EL INGRATO OCUPANTE EXTRANJERO


A pesar del imprescindible apoyo brindado por las huestes cubanas, el mando militar nor­teamericano solo permitió la entrada a Santiago de Cuba del Estado Mayor del Mayor General Calixto García Iñiguez, hecho que dio origen a su protesta a destiempo.
http://manchiviri.blogspot.pt/2008/11/la-intervencin-norteamericana-en-la.html


 


El 25 de julio se hizo efectiva, entre españoles y norteamerica­nos, la capitulación de Guantá­namo. También se le negó allí al Ejército Libertador el derecho de participar en las negociaciones y desfilar por las calles de la ciu­dad.




Los más de mil setecientos marinos españoles, sobrevivien­tes del hundimiento de la Escua­dra en Santiago de Cuba, fueron trasladados como prisioneros a buques norteamericanos surtos en la bahía de Guantánamo, des­de donde fueron enviados poste­riormente a Estados Unidos.


El 1 de septiembre, a bordo del vapor León XII, embarcaron desde la bahía de Guantánamo con rumbo a España siete jefes, 85 oficiales y 2 164 clases y sol­dados del ejército peninsular, jun­to a 114 ciudadanos civiles.


 




 


El U.S. 9 de Caballería embarcando hacia Cuba. Tampa, Florida 1898


 


Más adelante vendrían los acuerdos de Paris, a los cuales no fueron invitados los representantes de la República en Armas.


 


Cuatro años permanecieron los norteamericanos en el territorio cubano hasta que por fin en el año 1902 le conceden al pueblo de Cuba su independencia, siempre lastrada por la “Enmienda Platt”.




 


El 17 de febrero de 1903, el primer Presidente electo de Cuba, Don Tomás Estrada Palma firma lo que se llamó “Tratado Cubano-Estadounidense” , que es a su vez firmado por el Presidente de los Estados Unidos Theodore Roosevelt.










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