Los extremistas
y el chivo expiatorio
La desesperanza causada por un sistema político y económico en crisis y los
gobiernos más preocupados por los bancos que por los precios del petróleo, son
cada vez más el caldo de cultivo donde brotan las ideas ultraderechistas y
neofascistas en Europa.
Los graves problemas económicos que actualmente enfrenta la región resultan
solo una parte de la ecuación. La estructura socio-política de la posguerra,
que se mantiene hasta la actualidad, unido a los excesivos precios del petróleo
son los causantes de las deudas. Y los políticos, pusilánimes, europeos yerran
en identificar a los culpables.
La alimentación del neofascismo es la constante referencia, por los medios,
de un “enemigo” intocable (por invisible) al que llaman “mercado”. ¡El mercado
no es el verdadero enemigo! El enemigo, aunque los pusilánimes políticos
actuales no le hagan referencia, es el precio del barril de petróleo.
Es el precio del petróleo es el que tiene a los pueblos de Europa cada vez
menos capaces de mantener su “estado del bienestar” y la paulatina disminución
de su “poder adquisitivo”.
Como los pusilánimes políticos actuales son incapaces de ponerle nombre y
apellido, tal vez por considerarlo “políticamente incorrecto”, amamantan (tal
vez sin querer) a los neofascistas, los cuales (a su vez) culpan de todos los
males a los inmigrantes. Por ser diferentes y por intentar (tal vez
despropositadamente) imponer su cultura en lugar de integrarse al sistema que les
permite vivir como personas, mientras que las otras “personas”, los parecidos,
tienen tantos beneficios “sociales” que se niegan a realizar las labores más
pesadas. Como los turcos en Alemania (tareas pesadas).
El problema consiste en que, con los precios actuales del petróleo, las
economías de los países desarrollados se resienten.
Todo se mueve con petróleo (electricidad,
transportes, agua y todos sus derivados) y al tenerse que pagar el petróleo tan
caro aumentan los precios y desciende el nivel de vida de los europeos.
Los extremistas (da igual los de derechas o los de izquierdas) encuentran
un chivo expiatorio en los inmigrantes.
Mientras los precios del petróleo se mantengan en niveles superiores a 50
dólares (solo por ponerle precio), la violencia hacia el inmigrante aumentará y la sufrirán no solo
ellos, sino todo aquel que les defienda. Muchos Pavlos Fyssas morirán en Grecia
y en Portugal y en España, por no mencionar a Italia, Francia y hasta la misma
Alemania.
Si preocupante son los ilegales, peor aún son los grupos radicales (también
ilegales). Mucho peor la legalización de
“partidos fascistas” dentro de la estructura política europea. ¡Remember, el
Partido Nacional Socialista”.
El partido neonazi griego “Amanecer Dorado” cuenta con 21 diputados en el
Parlamento, aunque sus principales dirigentes sean juzgados por su vinculación
con actos criminales.
Hitler y Fidel Castro también sufrieron prisión
(fecunda) donde escribieron sus proyectos “revolucionarios”.
Desengañémonos, da lo mismo nacional socialismo que social democracia, que
socialismo a secas.
Todo lo que lleve implícito la palabra “socialismo” es
un fracaso y un retorno a las cavernas.
Y eso es, en definitiva el neofascismo, una de las tantas formas de
“socialismo”. Y no hay nada más parecido al socialismo, que el nacionalismo,
porque para ganarse adeptos, los promotores de estos ideales nos atiborran de
promesas que luego no pueden cumplir, ni con los precios del petróleo a 7
dólares (1998).
En Francia al “Frente Nacional” (no se atreven a llamarle socialista). En
Alemania el “Partido Nacional Democrático” (si le llamasen socialista tendrían
un problema). Con lo de “nacional” basta. También en Alemania otro de estos
partidos se llama “Unión Popular” (popular y socialismo van cogidos de las
manos). Los dos apoyados por el Partido Republicano (que también baila para no
quedarse atrás).
¿Por qué nuestros políticos, en vez de hablar de “los
mercados”, no nos hablan del precio del petróleo?
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