Con motivo del 15 aniversario del encarcelamiento de cuatro espías del
régimen de los hermanos dictadores, el día 12 de septiembre del año 2013 se
celebró un acto político en lo que se conoce como “El Protestódromo Nacional”,
contiguo a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos de Norteamérica, en La
Ciudad de La Habana. La “actividad” consistía en una velada artística en
“apoyo” a los cuatro falsificadores presos en cárceles yanquis.
¡Ojalá que las mazmorras de la dictadura, que oprime
al pueblo de Cuba, tuvieran las mismas condiciones sociales, higiénicas y
sanitarias que las del vecino del norte!
El Sr. Crespo nos cuenta que Robertico Carcassés aprovechó la “nocturnidad”
para proclamar sus reivindicaciones. Un poco más y le endilga el sambenito de
“alevosía”. No Sr. Crespo, no se trataba de “dardos al aire” dirigidos contra
el núcleo de la izquierda cubana. Se trataba de una acusación, en toda regla,
contra la más cruel y abominable dictadura totalitaria y neofeudal estalinista
que ha sufrido el pueblo cubano por más de 50 años.
Sr. Crespo, eso de que la dictadura se encuentra enfrascada, por más de un
lustro, en una serie de transformaciones económicas es puro cuento. Lo que hace
hoy el régimen de oprobio es alargar el tiempo de vida de los hermanos,
mientras se crea una élite clasista que vendría a ser los nuevos capitalistas
de una Cuba sin Raúl y sin Fidel Castro.
Mire Sr. Crespo, aquel lugar fue construido sobre un parque en el cual
existía un puente (sobre un estanque) premiado como una joya arquitectónica de
la Ciudad de La Habana, extensivo a toda Cuba. Lo que allí se encuentra es un
lugar lleno de astas de banderas (de aspecto cutrísimo), que en el mejor
vocabulario cubano le llamaría “picúo” y desentonante con el resto del malecón
habanero que bien merecería una estruendosa y cubanísima trompetilla. Nada de
emblemático.
Otra cosa, lo que hoy se conoce como “Plaza de la Revolución” fue edificado
antes de que Fidel Castro se metiera el poder en uno de los bolsillos de su
traje de faena. Se llamaba “Plaza Cívica”. Claro, no dude usted que vuelva a
llamarse de igual forma después que las aguas vuelvan a tomar su nivel.
Esos que usted llama héroes, lo son solo para la dictadura. Para los que
conocemos las interioridades del juicio, sabemos que las condenas son más
severas, no porque estuvieran espiando, sino por toda la documentación falsa
que les fuera ocupada. Incluso, en el juicio casi que no se les pudo argumentar
que estuviesen espiando en instalaciones del gobierno de los Estados Unidos. Si
que lo hacían en diferentes organizaciones contrarrevolucionarias del exilio,
pero por eso solamente no hubieran recibido una pena superior a 5 años, si
acaso.
Los verdaderos responsables de que se encuentren presos son Raúl y Fidel
Castro. Y le explico: En la fecha en que son derribados los aviones de la
organización “Hermanos al Rescate”, hacía muy poco tiempo que se encontraba, en
fase de reestructuración, el Ministerio del Interior del régimen. (consecuencia
de las causas 1 y 2 de 1989)
Pasar a retiro, o vaya usted a saber si al “Plan Pijama” a todos los jefes
superiores y a la casi totalidad de los intermedios, así como a más del 50% del
resto del personal, de aquel Ministerio, tenía que dar resultados funestos para
los agentes en el exterior. Prácticamente se quedaron acéfalos.
Usted Sr. Crespo, sin saber de lo que escribe, intenta comparar el caso de
“Eliancito”, con los cuatro delincuentes. Mientras que el caso del balserito
ocupó las pantallas televisivas de toda la nación, en el los falsificadores se
vino a saber mucho tiempo después de ocurridas las detenciones y hoy aun el
pueblo cubano desconoce que no fueron tan solo cinco.
Volvamos al caso de Carcassés. Las reivindicaciones eran las siguientes:
“Yo quiero que liberen a los cinco héroes y que
liberen a María”.
“Libre acceso a la información para tener yo mi propia
opinión”.
“Elegir al presidente por voto directo y no por otra vía”.
“Que se acabe el bloqueo y el auto bloqueo, por
favor”.
“Ni militantes ni disidentes, todos cubanos con los
mismos derechos”.
En relación a sus comentarios le diré:
¿No sabe el Sr. Crespo que el Estado español es una
Monarquía constitucional aceptada durante la transición?
Para situarlo en tiempo y espacio, debían empezar por modificar la Carta
Magna.
Efectivamente Sr. Crespo, las elecciones de segundo grado, como las del
régimen imperante en Cuba, no son una excepción, pero tampoco es la regla de
oro para una república de régimen monopartidista.
Ya se han dado casos y posiblemente sea un dolor de cabeza para el régimen que
mientras más trabajadores independientes existan, aparezcan (cada vez más) presidentes del
poder popular (de base) que no se encuentren controlados por el desgobierno.
Sr. Crespo, el título de alcalde solo ha quedado para aquel que ostenta el
cargo en la Ciudad de La Habana y para que sepa, ese no gobierna porque (para
tomar cualquier decisión) se encuentra supeditado a las instancias del Partido
Comunista.
Robertico no tuvo intención alguna de convertirse en “paladín” de nada ni
de nadie. Y no voy a entrar a discutir sobre la represión que ejerce el
desgobierno contra los disidentes internos, en cuestión de elecciones.
Mire Sr. Crespo, a ningún cubano le interesa saber el porqué los comunistas
españoles perdieron la guerra contra la falange. Lo que sí sabemos es que el
régimen de Franco fue apoyado por el nacional-socialismo (igual de
totalitario). Si el pacto de la transición, en el cual anduvieron de la mano
comunistas, burgueses y aristócratas españoles ha hecho de España una nación
del “segundo mundo”, quiere decir que no estuvo nada mal.
Ahora bien, cabría de usted apoyar a la disidencia cubana en su lucha, pues
si ustedes quieren acabar con una monarquía constitucional, nosotros queremos
acabar con una dictadura del más puro estilo medieval.
No porque las reglas del juego se encuentren impuestas
por los que detentan el poder, debemos callar y sumirnos en la impotencia.
Me parece, que en eso, ambos coincidimos.
Lo que está pidiendo el director de Interactivo es, repito:
“Elegir al presidente por voto directo y no por otra vía”.
¡No está pidiendo el modelo español!
Carcassés escogió bien la tribuna. El “Protestódromo” es para protestar. Lo
de la tribuna anti-imperialista es cosa del régimen del cual usted se hace eco
Sr. Crespo. La fecha sensible lo es tan solo para la dictadura. Al pueblo le da
lo mismo una cosa que otra. Por supuesto, a la audiencia, sí que le interesa la
radio y la televisión “en vivo”.
Efectivamente, fueron cinco dardos envenenados los que
lanzó Robertico contra el régimen de los hermanos dictadores y no solo contra
el “compañero Raúl” como usted le llama Sr. Crespo.
Tal vez la liberación de la marihuana sea políticamente incorrecta.
Robertico no es político. Y si de hablar de drogas se trata, debíamos empezar
por prohibir el tabaco y el alcohol que son drogas tan nocivas o tal vez peores
que la marihuana. Pero eso me resulta un tanto ridículo.
Lo peor es que el consumo mayor de drogas prohibidas es precisamente en
las sociedades más desarrolladas del
mundo y no al contrario. Si así fuese, a nadie le importaría. ¿Alguien se ha
preocupado alguna vez por el consumo de coca del los pueblos indígenas
suramericanos? ¡Ah! Me dirán como afirma Evo Morales: “La coca no es cocaína”. Y
es tan estimulante como el café.
Todo en exceso es malo Sr. Crespo, hasta su defensa
absurda del régimen nauseabundo que impera en Cuba.
Sr. Crespo, mida sus palabras para escribir sobre el ciudadano español,
nacido en Cuba, José Martí y Pérez, de madre canaria y padre valenciano. Martí
no era anti-colonialista. Martí era independentista, como lo puede ser el Sr.
Mas en Cataluña o el Sr. Otegui en las provincias vascongadas. Sepa usted que
Cuba es la única autonomía española que ha obtenido su independencia por medio
de las armas.
El auto-bloqueo al que se refiere Robertico Carcassés es el del régimen,
que a todos los males provocados, le echa la culpa al imperialismo.
No todo en mi país es culpa del bloquebargo yanqui.
En cuanto a la reacción del régimen al cual usted llama “izquierda cubana”
en un afán absurdo de confundir a la opinión pública, no es que haya “otorgado”
por callar. Ha sido una torpeza y una debilidad.
Los funcionarios de segunda línea no existen para el régimen. Estos
funcionarios reciben órdenes. Jamás actúan por cuenta propia. La torpeza está
en que fue vetado por tiempo indefinido, tal y como vetaban a Julio Iglesias y
José Feliciano (ejemplos de extranjeros vetados). Debilidad al retirar la
sanción 5 días más tarde.
Según Silvio Rodríguez (el del Unicornio Azul) fueron “funcionarios” y no
tan solo uno. ¿Qué tal de positivas fueron las palabras? No creo que Robertico
se haya retractado. Por lo menos no he leído su retractación o su “Mea Culpa”.
En el artículo de usted, se pregunta si el régimen teme al efecto
boomerang. Le respondo que sí. Hasta el momento eso era un “principio
inviolable”. Claro está, a conveniencia, el régimen siempre se ha defecado en
sus principios.
Robertico no es imprescindible para la cultura cubana. Eso sería apostar
muy alto. Por supuesto, su actitud ha acobardado al régimen y muy especialmente
a Raúl Castro. No, no es que ahora vayan a permitir o a compartir calle y
tribuna. Ahora lo que va a suceder es que el filtro se hará mucho más fino. Me
imagino que todavía estén rodando “cabezas” (sentido figurado para decir
castigados) de algunos “segurosos”, que en la España (antes de la transición)
llamaban censores.
Sr. Crespo, la “batalla de ideas” es una obra de Fidel Castro, nunca bien
comprendida por su hermano menor. Si aún persiste es porque el otro no se ha
muerto todavía.
Ya quedan muy pocos de aquellos que se llamaban a sí
mismos “revolucionarios”. Hoy la mayoría de aquellos (los que quedan vivos) se
llaman disidentes. Y no me estoy refiriendo a algunos de dudosa
procedencia.
Mire Sr. Crespo, vaya a darles lecciones de historia a los miembros del
Partico Comunista Español. Los cubanos no necesitamos de sus consejos, por muy
malintencionados que estos sean. Mucho menos lecciones de economía política,
con las que nos amamantaron en los primeros 20 años de dictadura comunista.
Cuba, Sr. Crespo, no era un país rico y mucho
menos desarrollado antes del año 1959, pero se vivía mucho mejor que en España.
Me refiero a un 70% de clase media. No me vaya a decir que los 16 millones de
automóviles (pues los coches son de tracción animal) eran propiedad de
solamente un 7% de la clase alta criolla. No en balde emigraron hacia mi país
(en los primeros 50 años de república) un cuarto de millón de españoles.
El empeño de Fidel Castro, en pelearse con la
dueña de la casa, para trabar amistad con la sirvienta, nos ha llevado a una
situación de miseria tal, que de ser el prostíbulo de los yanquis, ahora somos el bayú de Europa. De ser La Habana, el Paris de las Américas, ahora somos
el hazmerreir de todo el mundo.
Una nota al margen: La clase pobre cubana no
sobrepasaba el 25% de la población. Dato extraído del informe al 1er Congreso
del Partido Comunista de Cuba, leído por Fidel Castro.
Declaraciones de Pablo Milanés para el periódico español Público, el 29 de
diciembre del 2008:
“Yo no confío ya en ningún
dirigente cubano que tenga más de 75 años porque todos, en mi criterio, pasaron
sus momentos de gloria, que fueron muchos, pero que ya están listos para ser
retirados…Sus ideas revolucionarias de antaño se han vuelto reaccionarias y esa
reacción no deja continuar, no deja avanzar a la nueva generación”.