lunes, 18 de julio de 2011

El futuro de Hugo Chávez Frías. Volverán a encontrarse en el infierno



La noticia es espeluznante. El diagnóstico de esa terrible enfermedad es una condena de muerte en más de un 90% de los casos.

El mensaje que el proyecto de dictador totalitario transmitía al pueblo venezolano anunciaba una dolencia que afecta a una parte significativa de la población mundial. Los que hemos tenido (o tenemos) familiares o amigos, en situaciones similares, sufrimos lo indecible ante tan devastador diagnóstico.
No es necesario referirme a la enfermedad. Prefiero hacerlo sobre el ser humano alicaído que vi en los reportajes de televisión. Su única alternativa es curarse o perecer en el intento. Los tratamientos no valen de mucho. La voluntad de vencer tampoco vale.

Eso fue lo que aprecié en el proyecto de dictador. La misma decisión que acompaña a un amigo, desde hace poco más de dos años. Ambos han sido intervenidos quirúrgicamente y sometidos a múltiples ciclos de costosos tratamientos, que se convierten en torturas. Hasta ahora lo único que consiguen es el debilitamiento del sistema inmunitario.

Lo peor es que la ciencia aun no sabe como combatir el mal. A veces pienso que los palos de ciego se parecen más a las sangrías medievales que a la medicina moderna.
Mi amigo no vive en Cuba hace muchos años. Sin embargo, con el sudor de su frente (y el de su familia) ha podido costear el valor de lo invertido en él. Por suerte (para el cubano común) no ha tenido que utilizar el patrimonio del pueblo.

Helo ahí. Chávez, condenado a muerte. Igual que mi amigo. Al que cada día le agradezco la ayuda desinteresada que me ha brindado desde que nos conocimos.
El cáncer continúa sin tener cura. El totalitarismo neo feudal es, a la sociedad, como un cáncer. Sin embargo, el totalitarismo neo feudal tiene un antídoto que, si no erradica (por completo) las diferencias sociales, al menos mejora las condiciones de vida del ser humano. ¡La democracia y la libertad!

El totalitarismo neo feudal y su centralismo, mal llamado democrático, terminan haciendo al pueblo, dependiente de una crápula de ladrones moral y cívicamente corruptos llamados funcionarios.

Lo que debemos tener en cuenta es que ningún hombre, sea quién sea, es imprescindible. Solo faltaría que, luego de muertos y enterrados, Fidel Castro y Hugo Chávez resuciten.

Chávez se mostró inseguro, desconfiado y pesimista. Fidel Castro se ha convertido en una pieza de museo. Chávez busca relevo. El fracaso, de ambos, es absoluto.
Dictadores:

¿Volverán a encontrarse en el infierno?




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