Avión privado, Ferrari y yate tenía el apoderado (Schkolender) de la Asociación de las Madres de la Plaza de Mayo dirigida por la anciana Bonifani. Traducido, en buen cubano, ese apellido se transforma en Buenafana.
El dinero para semejantes gastos no provenía de la USAID , ni de la CIA, sino del propio gobierno de Argentina, dirigido por los Kirchner. Mucha gente lo sabía.
La Buenafana, hasta ahora, solo había dicho -al más puro estilo argentino- que, el “supuesto” despilfarro eran “pelotudeces”. Esta ancianita nos cuenta que ella no sabía nada de los manejos corruptos de dichos fondos y nos quiere hacer creer que es una viejecita engañada y estafada.
Hasta el momento nadie la ha acusado de haberse beneficiado del dinero malversado. De lo que no escapa la Buenafana, es de haber permitido semejante descontrol. Por supuesto, que la acusación la toca por carácter adyacente, así como a los ministerios de donde procedía la guita.
Hebe Buenafana, es un caso singular. Dos hijos secuestrados por la dictadura y desaparecidos. Luego una nuera. Tuvo fuerzas para ayudar a fundar el ya famoso grupo de madres.
Llegada la democracia, la Buenafana decidió continuar con la ideología neo feudal, de propagandas antinorteamericanas y anticapitalistas. No le importaba recibir ayudas económicas de un gobierno de derechas disfrazado -por conveniencia-
de izquierdista.
A partir de la escisión entre “la línea fundadora” y “las abuelas…”, Buenafana se dedicó a defender a la organización terrorista vasca, mostró al mundo entero su regocijo con el atentado a las torres gemelas de Nueva York y despotricó vehementemente contra todo el que criticara al matrimonio presidencial argentino.
Un aspecto oscuro, en la trayectoria política de Buenafana nos conduce a un hecho trágico de parricidio, en el que la ancianita hace las veces de madre-abuela protectora de supuestos asesinos. Le dio trabajo a uno de ellos. A Sergio.
Sergio Schkolender se hizo abogado en la cárcel. Ambos hermanos dicen haber encontrado la paz trabajando para la Buenafana.
Por supuesto, la paz venía acompañada de aviones privados, que aterrizaban en La Habana. Ferraris que paseaban a toda velocidad por Buenos Aires. Yate surcando las aguas del Río La Plata.
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