No
encontrando nada más que hacer que ver la televisión;
desgraciadamente no entraban los canales espanoles, recurrí a los
canales pre-pagados y encontré uno que presentaba capítulos
llamados “May Day, Desastres Aéreos”.
Se
trataba de análisis de accidentes de todas partes del mundo.
En
dichos análisis se evalúan las formas y métodos utilizados por las
comisiones designadas a tales efectos.
He
visto infinidad de estos capítulos que veo con los ojos críticos de
alguien que dedicó una cuarta parte de su vida útil a ejercer la
profesión de piloto de aviación. Más concretamente, como piloto de
helicópteros. Y más específicamente partiendo de alguien que
integró comisiones de investigación de accidentes, como
parte de su trabajo.
De
manera que ayer me vi analizando, junto a los expertos del interesante documental, el accidente ocurrido a un avión bi-motor carguero
(servicio de correos) cuyo destino final sería un aeropuerto en el
norte de Suecia.
En fin, que el fallo había consistido en un
desperfecto del horizonte artificial del piloto al mando.
Desde
el comienzo, pues el documental presenta el accidente desde la fase
inicial del vuelo, me llamó la atención el trabajo desempenado por
el copiloto que, según los datos aportados por la comisión
investigadora, el susodicho era muy experimentado.
Mi
interés ya no era, por el mero gusto de ver el trabajo de la
tripulación durante el desempeno de su actividad, ante una
emergencia en condiciones de vuelo nocturno y condiciones
meteorológicas simples; aunque los vuelos nocturnos puedan ser
catalogados dentro de los vuelos complejos, desde el momento en que
no se pueda ver el horizonte natural.
Me
picaba la curiosidad. Se trataba de una emergencia que me había
ocurrido en mis inicios como copiloto de helicópteros rusos del tipo
MI-4. Por supuesto, las diferencias son abismales.
Estaba comparando una emergencia ocurrida en una aeronave de alas fijas y no en un aparato de alas rotatorias. Peor aun, la comparación era entre una aeronave moderna y otra prácticamente antediluviana. Una con sistemas automatizados y otra totalmente manual. Las diferencias son sustanciales, pero el desarrollo de la emergencia tiene una base fundamental, que no por la modernidad deja de ser exactamente igual para ambos casos.
MI-4
La
emergencia del avión comercial acabó en catástrofe. La tripulación
que enfrentó la emergencia ocurrida en el helicóptero MI-4 la
cuento yo desde la memoria de hace más de cuarenta anos.
El
piloto del helicóptero era Horacio L. Carracedo, el copiloto Mario
A. Riva y del técnico de vuelo solo recuerdo que se llamaba
Angelito.
Habíamos
partido de San Antonio de los Banos hacia Cayo Largo del Sur, en una
misión de rescate. Era un vuelo nocturno que tendría como
inconveniente un sobrevuelo sobre tierra durante al menos 15 minutos
y un vuelo sobre el mar hasta el Cayo de más de 45 minutos. Las
condiciones meteorológicas en San Antonio eran simples, pero en la
medida que nos adentrábamos en el mar se podían apreciar descargas
eléctricas que auguraban una condiciones meteorológicas peligrosas durante la travesía.
Los
helicópteros MI-4 nunca tuvieron radares meteorológicas o piloto
automático, lo que hacía el vuelo por instrumentos (en una aeronave
inestable por naturaleza) mucho más difícil.
El piloto automático,
a éste tipo de emergencia, es un cuchillo de doble filo. Por uno de
sus filos, ayuda a mantener el vuelo estable y por el otro filo, si
aparece una avería (en el horizonte artificial) puede que complique
más la situación pues, el piloto automático recibe las indicaciones del horizonte artificial averiado. Puede que el piloto automático se desconecte o puede que se tenga
que desconectar manualmente.
Lo del radar meteorológico era lo de
menos. Ya estábamos habituados a evaluar la meteorología a la
manera de los pájaros. Si no acertabas, tendrías problemas. Lo
mejor era regresar antes de entrar en las fauces de un cúmulo nimbo.
En
esa estábamos Angelito y yo, que evaluábamos la meteorología,
mientras Horacio se encontraba enfrascado con los instrumentos en
medio de la boca de lobo del Golfo de Batabanó, a la izquierda la
ensenada de la Broa y al frente el Golfo de Cazones.
De repente me da
la impresión que Horacio está realizando movimientos erráticos con
el bastón de mando; muy común en el caso de la
inestabilidad de este tipo de helicópteros.
Horacio
y yo éramos muy unidos, nos profesábamos confianza mutua y yo le
respetaba su mucha más experiencia de vuelo. No en tanto le pregunté
si se sentía bien, a lo cual me respondió que algo no estaba
funcionado, que su horizonte artificial le daba lecturas que no
coincidían con las indicaciones del variómetro ni las del sistema
de curso. Segundos después agregaba que, cuando intentaba corregir
la indicación del horizonte artificial (HA). se descompensaban las
indicaciones del variómetro (V) y el sistema de curso (SC).
Horizonte Artificial (HA)
variómetro (V)
Sistema
de Curso o Giro-Compás (SC)
El
variómetro (V) es el instrumento que indica la velocidad vertical de
ascenso y descenso y el sistema de curso (SC) indica el rumbo hacia el
destino deseado.
Dicho
esto, debo advertir que el vuelo instrumental se realiza
distribuyendo la atención sobre los instrumentos siempre a partir
del horizonte artificial, de la siguiente forma: HA - V - HA - SC - HC y vuelta a empezar, el control del resto
de los instrumentos de pilotaje se realiza de forma aleatoria y nuevamente se repita la secuencia.
Los instrumentos que no corresponden al pilotaje en si mismo, deben
ser observados por los otros dos tripulantes.
Cuando
Horacio nos dijo aquello, fui directamente a ver mi HA y compararlo con el suyo. Vista la diferencia, le dije “MÍO”.
Esta era la forma en que teníamos combinado
(los pilotos de helicópteros cubanos) de pedir la transferencia de
los mandos.
Tanta era la compenetración que teníamos ambos, que
Horacio no dudó ni un segundo en dejarme los
mandos. Agregué de inmediato, engarza* el HA y relaja hasta que
tomemos el curso de regreso a la base.
No
había terminado de decir lo anterior, cuando comenzó a llover muy
fuerte. Nuestra altura de vuelo era de 800 metros sobre el nivel del
mar y la temperatura ambiente en San Antonio era de 30 grados aquella
noche. Sin embargo, en el Golfo y a esa altitud, la temperatura
ambiente había descendido, lo que pudimos apreciar por la
temperatura del motor radial de catorce cilíndros ASh-82.
Traducción
del inglés-El Shvetsov ASh-82 es un motor de avión radial soviético
de 14 cilindros, dos filas y refrigerado por aire desarrollado a
partir del Shvetsov M-62. El M-62 fue el resultado del desarrollo del
M-25, que era una versión con licencia del Wright R-1820 Cyclone.
Por
precaución, Angelito decidió cerrar las persianas que existían a
ambos lados del compartimiento del motor para su ventilación o lo
contrario. Para abreviar le llamábamos “las tolvas del motor”,
aunque la definición de tolva no tenga nada que ver en este caso.
Al
terminar el giro de 180 grados y comenzar el regreso a San Antonio,
Horacio nuevamente tomó los mandos. Ya se veían las luces de
Batabanó y Güines.
Al
día siguiente supimos que no había tal persona en Cayo Largo para
ser rescatada. En esos anos, principios de los 70, Cayo Largo era un
sitio inhóspito, donde existía una pista de aviación muy parecida
a la de Siguanea, toda oxidada y solamente preparada para recibir esporádicos
vuelos de mono-motores. Hoy
en día sigue sin encontrarse agua potable y para mantener el turismo
se continúa llevando agua en patanas.
Moraleja: El trabajo coordinado (en equipo) es fundamental para salir airosos de una emergencia. La confianza y compenetración de los tripulantes es decisiva en la mayoría de los casos. Un piloto al mando debe estar preparado para aceptar las indicaciones de un copiloto.
* Engarzar significa "trabar" una cosa con otra u otras. Como el horizonte artificial es la combinación giratoria de los tres ejes (horizontal, vertical y transversal) al engarzar estamos trabando los tres ejes y el HA, que está registrando la falla técnica, deja de funcionar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario