sábado, agosto 1, 2015
Por Tania Díaz Castro
LA HABANA, Cuba. -Pese al fusilamiento de los 8 estudiantes de medicina en 1871, los 31 que fueron condenados a seis meses de prisión y se fusilara poco antes al poeta Juan Clemente Zenea, el régimen español colonial no fue el gobierno más maligno de Cuba.
El país estaba en guerra. Ignacio Agramonte andaba en sus acciones
fulminantes en tierras camagüeyanas, Máximo Gómez desembarcaba por Guantánamo y
Antonio Maceo era ascendido a coronel.
Los españoles protegían sus dominios coloniales.
En 1879, en la efervescencia de la guerra contra la metrópoli, José Martí
es detenido en La Habana. Fidel Castro lo hubiera condenado a 30 años como hizo
con Hubert Matos y Mario Chánez de Armas. Ya existía el Morro y la Fortaleza de
la Cabaña.
La detención de Martí no pudo ser más discreta. Un silencioso hombre llegó
a la casa de la calle Amistad no. 62, donde almorzaba el Apóstol con unos
amigos conspiradores y le dijo algo que nadie más escuchó. Martí, muy calmado,
pidió café, le pidió excusas a Juan Gualberto Gómez por retirarse antes de
tiempo y en privado le dijo a la esposa que el visitante era un celador de la
policía y que Juan Gualberto averiguara a dónde lo llevaban.
A los ocho días, Martí salía desterrado hacia España, pena benigna sin
duda. A los dos meses, ya se encontraba en Nueva York.
En marzo de 1880, Juan Gualberto Gómez, quien continuaba en sus tareas
conspirativas, cae preso y a los pocos días también es condenado al destierro,
estrategia española para librarse de importantes líderes de la lucha por la
independencia de la isla.
A los dos años, convertido ya en un excelente periodista, escribe en los
mejores medios de prensa de Madrid. A los ocho años regresa a La Habana y es
aquí donde funda el periódico La Fraternidad, donde escribe: ¨La hora de la
separación entre Cuba y España ha llegado¨. Los colonialistas encierran a Juan
Gualberto en El Morro, donde pasa ocho meses. ¡Ocho meses de condena¡
¿A cuántos años fueron condenados en el 2003 los veintisiete periodistas
independientes, como Raúl Rivero, Ricardo González, Jorge Olivera, Adolfo
Fernández Saínz, Manuel Vázquez Portal y cuarenta y ocho opositores pacíficos,
por orden de Fidel Castro y detenidos tres jóvenes negros por el delito de
intento de salida ilegal del país y fusilados a los pocos días sólo para ¨dar
un escarmiento¨, según palabras del señor Raúl Castro?
En el caso de Juan Gualberto Gómez, quedó claro que el Tribunal Supremo de
Madrid tenía el criterio de que el detenido no incurría en delito por propagar
ideas separatistas, siempre que sus actividades no incitaran a la rebelión. Por
tanto, ¿a qué rebelión incitaban los periodistas y opositores en 2003, cuando
por segunda vez sus líderes más importantes, principalmente Osvaldo Payá
Sardiñas, habían entregado por segunda vez más de diez mil firmas al Parlamento,
en actitud plenamente patriótica y pacífica, en busca de mejorar la grave
situación del país?
No es necesario mencionar los crímenes contra la oposición, de las
dictaduras de Machado, en los años treinta y de Batista, en los cincuenta,
ambas anteriores a Castro. Se pueden contar fácilmente.
No así los de Fidel Castro, quien para comenzar, en 1959, había detenido a
más de 600 hombres que lucharon a favor de la dictadura batistiana y fusilados
todos a los pocos días, ante la sorpresa y el estupor del mundo.
No es necesario sacar conclusiones, como dice el señor Taladrid, periodista
oficialista. Ha sido el gobierno castrista el más maligno de Cuba.
Acabo de leerme este artículo de Tania Díaz y he quedado sobrecogido por la claridad y limpieza con que escribe. Así se comenta y se analiza la historia, con mente abierta, ideas templadas y juicio imparcial. No debe definir ni disertar sobre historia el escritor febril, porque en un arrebato de excesivo patriotismo o movido por un nacionalismo trasnochado, comienza a beatificar sujetos y glorificar empresas que han de mirarse con el lente de investigador impasible e incisivo. Claro que el castrismo ha sido el gobierno más nefasto que ha conocido esa isla. Quiera Dios no falten en la Cuba del futuro, personas como Dña. Tania Díaz, que sin pánico a la crítica, escriban con temple y desenfado la historia de la Gran Antilla, y con lujo de detalles, nos muestren rostros de personas y hechos, tal como fueron y ocurrieron, sin ungüentos, bálsamos ni incienso.
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