Respuesta
a un artículo del órgano oficial del Comité Central de la Dictadura de los
hermanos Castro Ruz, firmado por Pastor Batista Valdés (PBV)
Escrito
por: Teniente Coronel (R) Mario Riva Morales
PBV.- Las
mortíferas descargas de la aviación sudafricana los días 21 y 22 de marzo
fueron claro preludio de lo que sobrevendría el 23, cuando Petroria arremetió
con todo su peso sobre Cuito.
MRM.- Las últimas incursiones de
la aviación surafricana fueron el día 19 de marzo de 1988 a las 22:00 horas
(noche cerrada), cuando atacaron unas posiciones en las proximidades del rio
Longa, a unos 80 kilómetros al oeste de Cuito Cuanavale. Su intención era
desviar la atención de las fuerzas que defendían el poblado. Jamás la aviación surafricana
atacó Cuito Cuanavale.
PBV.-
Recorrer a inicios de 1988 el pequeño, humilde y pacífico caserío de Cuito
Cuanavale, allá en el sureste de Angola, fue un reto a la imaginación. ¿Habrá
sobrevivido alguien? ¿Dónde están la vida humana, la sonrisa de los niños que
descalzos correteaban un tiempo atrás alrededor de estas mismas construcciones,
destruidas en un puñado de días o semanas, no por la furia de la naturaleza,
sino por el poder de las armas, por la saña del agresor humano?
MRM.- La verdad es
bien diferente a lo que nos relata PBV. Mucho antes del mes de septiembre de
1987, la concentración de más de 5 Brigadas FAPLA (más de 20 mil hombres),
habían partido de Cuito Cuanavale para comenzar lo que se conoce hoy con el
nombre de “Operación Saludando Octubre”.
A inicios de 1988
las mismas brigadas, menos una que había sido prácticamente aniquilada en el
combate del rio Lomba (no confundir con Longa), se encontraban preparando la
defensa, no del poblado, sino del único paso posible hacia la margen occidental
del rio Cuanavale.
Los esfuerzos de
las SADF se concentraban en tres puntos principales: 1.- La pista de
aterrizaje. 2.- El puente. 3.- Las Brigadas FAPLA.
El poblado de Cuito
Cuanavale no era asediado. Recibía lo que se ha dado en llamar “efectos
colaterales”.
PBV.-
Decidido desde finales de 1987 a ocupar ese estratégico punto, el mando militar
sudafricano, conjuntamente con fuerzas de la organización contrarrevolucionaria
UNITA, había lanzado entre enero, febrero y marzo de 1988 sus más modernos
medios de combate (artillería de largo alcance, tanques, aviación...) en sucesivas
embestidas contra las posiciones ocupadas por las 59, 21 y 25 brigadas
angolanas de infantería ligera (BIL), asesoradas por un número muy reducido de
cubanos.
MRM.- No era la
intención del mando militar surafricano ocupar el poblado. El punto estratégico
resultaba el puente. Destruido el puente, las Brigadas FAPLA se encontraban
acorraladas y su aniquilamiento sería cosa de tiempo más, tiempo menos.
Trescientos
asesores cubanos habían sustituido a los asesores rusos en estampida.
El día 17 de enero de 1988 se
envió al grupo táctico de Menongue, apoyado por la Brigada no 10 de las FAPLA,
en la dirección de Cuito Cuanavale. Ese mismo día se le pidió permiso al
alto mando angolano para que permitiera a las tropas cubanas hacerse cargo de
la responsabilidad en la defensa de Cuito Cuanavale.
Esto trajo alguna resistencia por
parte del mando angolano y fue duramente criticado por el mando militar
soviético que aún no estaba de acuerdo con la estrategia implementada por los
cubanos.
Aunque de forma muy lenta, el
mando cubano se impuso.
PBV.-
Los aproximadamente 200 kilómetros que unen a Menongue y la agredida localidad
se habían convertido en un itinerario tan audaz, heroico y determinante como el
que, a la par, surcaban los pilotos de helicópteros y de los impetuosos MIG,
para apoyar cada caravana, proteger a las tropas, rechazar al enemigo aéreo,
asestarle demoledores golpes en tierra...
MRM.- Se le olvida
señalar que la protección de esos aproximadamente 200 kilómetros de carretera
era solamente de 25 kilómetros a ambos lados de la misma. El resto era
territorio UNITA.
23 DE MARZO, ESTAMPIDA DE 180 GRADOS
23 DE MARZO, ESTAMPIDA DE 180 GRADOS
PBV.-
Las mortíferas descargas de la aviación sudafricana los días 21 y 22 de marzo
fueron claro preludio de lo que sobrevendría el 23, cuando Petroria arremetió
con todo su peso sobre Cuito. Conocía el enemigo su demoledor arsenal técnico
de muerte, pero subestimó lo determinante en una guerra: el hombre y la justa
causa que defiende.
MRM.- Nunca
ocurrieron las descargas de aviación que refiere el Sr. Batista. Hacía ya mucho
tiempo (desde principios del mes de enero) que los pilotos surafricanos habían
desistido de enfrentar a la aviación cubana. Hay quienes dicen que debido a la
superioridad de la técnica de aviación.
La verdad es que la
superioridad técnica de las aeronaves soviéticas, unida a la pericia de los
mejores pilotos de combate cubanos, les hizo desistir.
PBV.-
Sudafricanos y miembros de la UNITA (con la simpatía y el respaldo
incondicionales del gobierno norteamericano) ignoraron que en Cuito Cuanavale
había suficientes minas para volar botas, blindados y pretensiones; pilotos
como Juan Francisco Alfonso (capaz de aterrizar forzosamente, sin tren, antes
de llegar a Menongue) o como Alberto Lei: un verdadero látigo desde el aire contra
la prepotencia enemiga, en misiones de ataque a tierra con aparatos diseñados
como caza-interceptores.
MRM.- El Sr.
Batista nunca estuvo en Cuito Cuanavale. El que suscribe, era jefe del
Regimiento Independiente de Heliópteros y estuve presente en la “Defensa de
Cuito Cuanavale”. De ahí que contradiga a éste periodista, que más que un
relato, escribe falacias como las del aterrizaje sin trenes (que al parecer
confunde con Eladio Álvarez).
Debido a una
malísima conducción de las acciones combativas, Eladio se vio forzado a
aterrizar en la pista de Cuito Cuanavale, en medio del asedio de la artillería
reactiva surafricana. No solo lo logró, sino que reabasteció (en solitario) su
MIG-23 y regresó a Manongue.
Confunde el Sr.
Batista la magnesia con la gimnasia y le confiere a Ley Rivas el mérito de los
ataques a tierra contra las posiciones surafricanas, cuando ese mérito les
corresponde a pilotos como Armando González (el guajiro) y a Humberto Trujillo.
Alberto Ley Rivas fue el único aviador cubano que derribó una aeronave
surafricana (Mayor Piercy) en combate.
Si tenemos en cuenta que el Sr. Batista se equivoca de
esta forma en lo concerniente a la aviación, ya se podrá imaginar el lector de
éste artículo, que el resto es de dudosa fiabilidad y mucha propaganda.
Para escribir sobre la Defensa de Cuito Cuanavale no
se necesita mentir ni enaltecer conceptos ideológicos y mucho menos de hombría.
De los primeros estamos atiborrados, lo de hombría nos sobra tanto, que resulta
ridículo plasmarlo en blanco y negro.
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