Por desgracia la
idea anexionista no tiene futuro. Para algunos resultaba ser una necesidad.
Desde que surgió la idea en el siglo XIX, muchos cubanos han sustentado la idea. Infortunadamente eran minoría. En el mencionado siglo compitieron (de inicio con cierta ventaja) contra los independentistas y también contra los autonomistas. La idea de anexar nuestra patria, a la patria de Lincoln tiene tanto valor, como pueda tener el síndrome del “Internacionalismo Proletario”.
Desde hace dos siglos, en todas las etapas por la que ha transcurrido nuestro país, han existido cubanos que de buena fe (y con poco juicio) han considerado válida la idea. Han existido desde la colonia, hasta nuestros tiempos en, que nos vemos en cadenas y oprobios sumidos hace más de 50 años.
Achacar esta idea a los que aplaudieron el desembarco de soldados yanquis en las costas cubanas, es peor que defender la inocencia del Mayor General Calixto García Iñiguez ante la sedición de las tropas que apoyaban la operación e intervención de los Estados Unidos en los asuntos cubanos de España. Es peor que el insulto a la memoria de aquellos que en los años 30 del pasado siglo consiguieron la no intervención. Ni son aquellos que hoy en día piden que en Cuba se haga lo mismo que en Kosovo, Irak o Afganistán.
Es que el objetivo no es el mismo. Por mucho que pretendan, en Cuba no existen diferencias étnicas. Hoy por hoy, ni amenazas que pongan en peligro la paz y la seguridad.
Si el archipiélago cubano hubiese sido anexado a los Estados Unidos, antes de la guerra de secesión, no tuviéramos que estar padeciendo una dictadura totalitaria neofeudal en poder de unos mal nacidos cubanos de apellido Castro Ruz.
Resulta triste decirlo, pero es verdad. No se trata de
Ahora bien, los que enarbolan la bandera del anexionismo, no son otros que los propios anti-anexionistas. Quitémosle la careta y comprobemos que son los neofeudalistas de siempre. A sabiendas que el pueblo cubano (en su mayoría) nunca ha querido ser parte de la unión (craso error), tildan de ello a todo el que disienta del régimen totalitario, utilizando cualquier apelativo.
Lázaro Fariñas, el colaborador, de el inquisidor www Rebelión, publicita un video, pero no se atreve a poner el link. Tal vez por miedo a demasiada publicidad dentro de Cuba no sea permitido.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=145676&titular=cuba-los-últimos-anexionistas-
Ataca a todo aquel que difiera del sistema que tan vehementemente defiende. No importa quién, no importa cuando. Lo suyo es atacar. Esa es la orden-consigna, o la consigna-orden. Desacreditar a todo el que se mueva. Si se es repetitivo no importa. Si se miente, no importa.
Las bajas pasiones, en personas comunes, son menos dañinas que en personajes públicos con mucho poder. Es el caso de Fidel Castro durante la crisis de los misiles, o de octubre. Como quieran llamarle. A Fidel Castro le importaba un bledo no, varios tampoco. Le importaba un carretón de bledos lo que sucedería en Cuba, si en un arranque de demencia los rusos hubieran hecho caso a sus recomendaciones.
Pero es que los norteamericanos no quieren incorporar a Cuba como un estado más de
En la mente de los cubanos de aquí, y de allá, se encuentra el mismo fin: acabar con la dictadura totalitaria neofeudal.
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