Acostumbro a leer los artículos de un periodista independiente llamado Gwynne Dyer. Los encuentro, cuando menos, interesantes.
Una de sus últimas publicaciones las leí precisamente antes de abordar un avión. Se trataba sobre el terrorismo. Decía Dyer que los terroristas siempre andan buscando la forma de "volar" un avión y que, es por eso, que hoy en día empleamos cientos de miles de personas para trabajar en los aeropuertos revisando nuestros equipajes.
El hecho es que, hasta ahora, no han atrapado a nadie intentando "colarse" en un avión, con una bomba. Muchos intentos han sido detenidos gracias a un buen trabajo de inteligencia en el terreno, pero los pocos que han logrado penetrar el "sistema" aeroportuario de seguridad, solamente han sido derrotados debido a su propia incompetencia.
No obstante, dice Dyer, la industria de seguridad de los aeropuertos continúa floreciendo. Decididamente, es una función social que da empleo a mucha gente que de otra forma se encontrarían en el paro, buscando algo que hacer.
Vamos a ver: El sentido común no figura dentro de las funciones del personal de seguridad de los aeropuertos. Es por eso que nos vemos coaccionados, cuando atravesamos el cordón de seguridad de los aeropuertos, a no cuestionarles la razón de estos registros.
Si alguien se atreviera, aún utilizando buenas maneras, a preguntar el por qué se ensañan, revisándole la cartera a una ancianita, aunque verdaderamente crean que lleva una bomba, se estaría arriesgando a permanecer, las próximas doce horas en una habitación, sometido a un interrogatorio.
Haga la siguiente prueba: Envíe un e-mail conteniendo palabras clave como "volar un avión" y es casi seguro que recibirá una visita en su propia casa.
Bueno, dirá usted, pero eso solo se le ocurriría a un estúpido...
De estúpidos, respondo yo, está empedrado el camino al infierno.
El problema radica en que resulta muy difícil, desde una habitación oscura, interceptando miles y miles de mensajes electrónicos, determinar cuál es el mensaje terrorista y cual el estúpido.
Es por eso, ante la duda, que es mejor detener, procesar y encarcelar, a cualquiera.
Ha ganado el terrorismo.
Hemos perdido democracia, libertad, derechos humanos y sobretodo, contacto con el ser humano.
Todo lo anterior me remite a Cuba. Al régimen de terror impuesto por los hermanos Castro Ruz en mi país, desde 1959. A eso es a lo que, casi, casi, nos hemos acostumbrado los cubanos desde hace 50 años.
Comenzaron por los comités de "defensa" de la "revolución" (CDR). Antes de la fundación de este sistema macabro, un chivato era una persona vil. De la noche, a la mañana, gratuitamente, en cada cuadra (vecindario) surgieron chivatos organizados, capaces de registrar latones de basura en busca de pruebas.
El 99% de los casos solo se trataba de rencillas personales.
Lo peor era el crédito que le daban las "autoridades" del desgobierno.
Aún peor era la clandestinidad de los referidos informes de los CDR.
Los chivatos (de los CDR) no estaban, ni están, obligados a presentar denuncia.
Todo se tramita en la más perfecta clandestinidad y, al denunciado, le "llueven los palos" sin saber de dónde vienen.
Han sido cientos de miles las víctimas de los informes de los CDR. A las "autoridades" no les interesa la veracidad de los chivatazos. Se limitan a procesarlos. Para eso crearon miles de centros de recepción y decenas de miles de recepcionistas y procesadores. Han llegado a crear centros de escuchas telefónicas. Uno de estos centros radica muy cerca de la antigua fortaleza de "La Cabaña", en La Ciudad de La Habana, donde laboran soldados del Servicio Militar General (SMG) reclutados por el Ministerio del Interior para estas funciones: Búsqueda de palabras clave. Otro centro similar tiene lugar en el Capitolio Nacional. Este se dedica a buscar palabras clave en la Internet.
Los cubanos, durante cincuenta años, nos hemos ido acostumbrando a vivir dependiendo de las beneficencias del desgobierno. Dependemos de ellas para todo.
A ningún cubano le interesa salir en la base de datos del desgobierno. Sabemos perfectamente que tienen suficiente información para acusarnos de cualquier "delito", por muy leve que sea.
Andan por ahí (fuera de Cuba), los que piensan que el sistema puede colapsar debido a no ser capaz de procesar tanta información. Eso es un soberano disparate. El sistema no colapsa, se ralentiza en todo caso. Para eso están los analistas. Para determinar sobre quién actuar y cuando. Ninguno de los miembros de la crápula que desgobierna mi país correría el riesgo. El dinero que se gasta, en este sentido, les preserva la existencia.
Las reformas, que viene anunciando el régimen, pudieran mejorar la vida del cubano común, si no fuera por los descomunales gastos en que incurre el desgobierno en seguridad interna y propaganda política externa. Eso es y será siempre el fracaso económico de un régimen dictatorial, totalitario y neo feudal.
Cuba no es China, ni tiene miles de millones de habitantes, ni se encuentra del otro lado del mundo. China le dio entrada, a finales de los setenta y principios de los ochenta a empresarios chinos (antiguos opositores del régimen) para que realizaran inversiones en territorio chino. Luego vendrían las empresas extranjeras. Ese proceso lleva más de 30 años.
Tenemos los cubanos que esperar otros 30 años para vivir como hace 80?
El terrorismo ha sido capaz de imponer, sin proponérselo, un sistema totalitario en los países democráticos y de libre comercio, donde las autoridades tienen cada vez mayor control (prepotencia y abuso) sobre sus ciudadanos.
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Una de sus últimas publicaciones las leí precisamente antes de abordar un avión. Se trataba sobre el terrorismo. Decía Dyer que los terroristas siempre andan buscando la forma de "volar" un avión y que, es por eso, que hoy en día empleamos cientos de miles de personas para trabajar en los aeropuertos revisando nuestros equipajes.
El hecho es que, hasta ahora, no han atrapado a nadie intentando "colarse" en un avión, con una bomba. Muchos intentos han sido detenidos gracias a un buen trabajo de inteligencia en el terreno, pero los pocos que han logrado penetrar el "sistema" aeroportuario de seguridad, solamente han sido derrotados debido a su propia incompetencia.
No obstante, dice Dyer, la industria de seguridad de los aeropuertos continúa floreciendo. Decididamente, es una función social que da empleo a mucha gente que de otra forma se encontrarían en el paro, buscando algo que hacer.
Vamos a ver: El sentido común no figura dentro de las funciones del personal de seguridad de los aeropuertos. Es por eso que nos vemos coaccionados, cuando atravesamos el cordón de seguridad de los aeropuertos, a no cuestionarles la razón de estos registros.
Si alguien se atreviera, aún utilizando buenas maneras, a preguntar el por qué se ensañan, revisándole la cartera a una ancianita, aunque verdaderamente crean que lleva una bomba, se estaría arriesgando a permanecer, las próximas doce horas en una habitación, sometido a un interrogatorio.
Haga la siguiente prueba: Envíe un e-mail conteniendo palabras clave como "volar un avión" y es casi seguro que recibirá una visita en su propia casa.
Bueno, dirá usted, pero eso solo se le ocurriría a un estúpido...
De estúpidos, respondo yo, está empedrado el camino al infierno.
El problema radica en que resulta muy difícil, desde una habitación oscura, interceptando miles y miles de mensajes electrónicos, determinar cuál es el mensaje terrorista y cual el estúpido.
Es por eso, ante la duda, que es mejor detener, procesar y encarcelar, a cualquiera.
Ha ganado el terrorismo.
Hemos perdido democracia, libertad, derechos humanos y sobretodo, contacto con el ser humano.
Todo lo anterior me remite a Cuba. Al régimen de terror impuesto por los hermanos Castro Ruz en mi país, desde 1959. A eso es a lo que, casi, casi, nos hemos acostumbrado los cubanos desde hace 50 años.
Comenzaron por los comités de "defensa" de la "revolución" (CDR). Antes de la fundación de este sistema macabro, un chivato era una persona vil. De la noche, a la mañana, gratuitamente, en cada cuadra (vecindario) surgieron chivatos organizados, capaces de registrar latones de basura en busca de pruebas.
El 99% de los casos solo se trataba de rencillas personales.
Lo peor era el crédito que le daban las "autoridades" del desgobierno.
Aún peor era la clandestinidad de los referidos informes de los CDR.
Los chivatos (de los CDR) no estaban, ni están, obligados a presentar denuncia.
Todo se tramita en la más perfecta clandestinidad y, al denunciado, le "llueven los palos" sin saber de dónde vienen.
Han sido cientos de miles las víctimas de los informes de los CDR. A las "autoridades" no les interesa la veracidad de los chivatazos. Se limitan a procesarlos. Para eso crearon miles de centros de recepción y decenas de miles de recepcionistas y procesadores. Han llegado a crear centros de escuchas telefónicas. Uno de estos centros radica muy cerca de la antigua fortaleza de "La Cabaña", en La Ciudad de La Habana, donde laboran soldados del Servicio Militar General (SMG) reclutados por el Ministerio del Interior para estas funciones: Búsqueda de palabras clave. Otro centro similar tiene lugar en el Capitolio Nacional. Este se dedica a buscar palabras clave en la Internet.
Los cubanos, durante cincuenta años, nos hemos ido acostumbrando a vivir dependiendo de las beneficencias del desgobierno. Dependemos de ellas para todo.
A ningún cubano le interesa salir en la base de datos del desgobierno. Sabemos perfectamente que tienen suficiente información para acusarnos de cualquier "delito", por muy leve que sea.
Andan por ahí (fuera de Cuba), los que piensan que el sistema puede colapsar debido a no ser capaz de procesar tanta información. Eso es un soberano disparate. El sistema no colapsa, se ralentiza en todo caso. Para eso están los analistas. Para determinar sobre quién actuar y cuando. Ninguno de los miembros de la crápula que desgobierna mi país correría el riesgo. El dinero que se gasta, en este sentido, les preserva la existencia.
Las reformas, que viene anunciando el régimen, pudieran mejorar la vida del cubano común, si no fuera por los descomunales gastos en que incurre el desgobierno en seguridad interna y propaganda política externa. Eso es y será siempre el fracaso económico de un régimen dictatorial, totalitario y neo feudal.
Cuba no es China, ni tiene miles de millones de habitantes, ni se encuentra del otro lado del mundo. China le dio entrada, a finales de los setenta y principios de los ochenta a empresarios chinos (antiguos opositores del régimen) para que realizaran inversiones en territorio chino. Luego vendrían las empresas extranjeras. Ese proceso lleva más de 30 años.
Tenemos los cubanos que esperar otros 30 años para vivir como hace 80?
El terrorismo ha sido capaz de imponer, sin proponérselo, un sistema totalitario en los países democráticos y de libre comercio, donde las autoridades tienen cada vez mayor control (prepotencia y abuso) sobre sus ciudadanos.
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