sábado, 25 de julio de 2009

Lo que debe demandarse de Venezuela en el caso de Honduras

La reunión de Costa Rica no conducía ni podía conducir a nada. El pueblo de Honduras no está en guerra, solo que los oportunistas totalitarios querían eternizarse en el poder. A ellos habría que demandarles el cese de su chauvinismo (patriotería barata) en contra del pueblo. Tal reunión entre los opositores y el cobarde Zelaya solo serviría para ganar tiempo y estabilizar a la nación hondureña.

La opinión pública mundial conoce lo ocurrido en ese país a través de las imágenes difundidas por la televisión internacional, que sin perder un segundo transmitió fielmente cada uno de los hechos ocurridos en Honduras, los discursos pronunciados y los acuerdos unánimes de los organismos internacionales contra el intento de totalitarismo y el golpe de estado.

El mundo no pudo apreciar palizas sobre hombres y mujeres, ni los “miles” de gases lacrimógenos lanzados contra la escaza multitud. Solo una víctima en dudosas circunstancias.

Es absolutamente falsa la idea de que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ignorara o desalentara el intento reeleccionista de Zelaya. Lo conocía, al igual que los asesores del régimen dctatorial totalitario de Fidel Castro, que no cesaron un minuto de entrenar a los piquetes terroristas.

Venezuela tiene el tenebroso plan de crear una Misión Militar en Nicaragua y alrededor de Honduras, con el pretexto del golpe de estado contra Zelaya.

La disparatada aventura de las modificaciones constitucionales ha creado una situación realmente complicada en Hispanoamérica.

Cada día se conocen nuevos detalles de la implicación del régimen totalitario fidelista en esa acción, que tendrá también seria repercusión en toda América Latina.

Está meridianamente claro que las conversaciones en Costa Rica tienden a diluir el apoyo que ha recibido Zelaya de la comunidad internacional. La maniobra venezolana no incrementa las posibilidades de paz, sino todo lo contrario, las disminuye, y el peligro de violencia crece, ya que las democracias americanas no se resignarán jamás al destino que les tienen programado los totalitaristas.

Con la reunión de Costa Rica se cuestiona la autoridad de la OEA, que segun Fidel Castro, no es otra cosa que un Ministerio de Colonias yanqui que debería desaparecer.

Lo único correcto en este momento es demandar del gobierno de Venezuela que cese su intervención, deje de prestar apoyo político y militar a los cobardes y traidores (traidores al pueblo hondureño) zelayistas.

Al acercarse Zelaya, a la frontera; corre el riesgo de ser asesinado por los mismos que le defienden (Chavez, Correa, Evo, y los hermanos Castro) que preferirían un martir a un pendejo.

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