La vida de Fidel Castro se está extinguiendo, más no así sus ideas políticas y sociales que lo condujeron a la dictadura totalitaria. Ejemplos tenemos de sobra: Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua.
Si en Cuba, el traspaso de poderes se tornara permanente, tal vez Raul y sus acólitos podrían emprender reformas económicas que disminuyan las tensiones que existen actualmente. Con la lección bien aprendida, no creo que vuelvan a cometer el "error" de autorizar el trabajo por cuenta propia y las posibles reformas serán encaradas a partir del propio gobierno.
Una de las primeras reformas sería el mejoramiento del transporte urbano y a más largo plazo, la canasta básica. Estas medidas, en ningún modo serían con fines de estabilidad política poque saldrían de la propia estabilidad del régimen.
La desestabilización del régimen post-fidelista comenzaría a partir de las luchas intestinas por el poder político, entre facciones muy bien establecidas: PCC, MININT, MINFAR.
Todos tratarían de aglutinar entre sus filas, los hoy Secretarios del PCC en las diferentes provincias así como los órganos del Poder Popular, los CDR y los Núcleos Zonales del PCC. El MININT, además, podría aglutinar a los actuales Delegados del Ministro en las diferentes provincias (que actúan como un gobierno paralelo a los órganos del PP y PCC). Cada cuál irá tomando partido según sus propias conveniencias y oportunidades.
Nada de esto sucederá de la noche a la mañana. Va a ser un proceso lento y difícil, en la medida que el gobierno sea capaz de paliar las necesidades socio-económicas de la población. Ùnasele a esto la depauperación de la salud del septuagenario Raúl Castro.
No creo que un régimen post-fidelista, al menos de forma inmediata, proporcione (a los cubanos de a pie) algún derecho económico de forma individual o, que no emane directamente del régimen.
Uno de los pilares en los que se sustenta el régimen totalitario de Fidel Castro y sus sucesores, es el enfrentamiento directo con los Estados Unidos. Hoy por hoy es imposible pensar que una administración que fué aupada, en sus inicios, por lo más intransigente de la comunidad cubana en los Estados Unidos (al punto de convertir al país, supuestamente más democrático del mundo, en una república bananera) pueda romper el círculo vicioso.
Abrazar reformas de estilo chino o vietnamita no es viable en una isla de solo 11 millones de habitantes y a tan solo 90 millas de la economía más poderosa del planeta. Pensemos a derechas.
La Ley “Helms-Burton” (HB) ha sido utilizada por el “Gran Maestro” del ajedrez político internacional para enfrentar a los ciegos del ajedrez político internacional con la Unión Europea. Por otra parte, no veo claro que los sucesores de Fidel Castro se vean forzados a actuar con urgencia en el campo económico.
¿Cuál es la prisa?
Todo está bajo control y no hay quién se mueva.
Todo está bajo control y no hay quién se mueva.
Solo un cambio de administración podría admitir la sucesión en Cuba, derogar la “HB”, así como la Ley de Ajuste Cubano y dar los primeros pasos para el levantamiento del embargo más discutido de la historia.
El levantamiento del embargo y el cierre de la prisión ilegal de Guantánamo constituirían la mejor credibilidad en una nueva administración norteamericana, a la vez que dejaría a los seguidores de la “Bestia” sin escalera y colgados de la brocha.
El período de negociaciones sería el factor desestabilizante del régimen de sucesión y, al faltar el genio, la partida resultaría pareja y con ventaja para la administración norteamericana, acostumbrada a gobernar, frente a un grupo de gente que se han pasado toda la vida dependiendo del virtuosismo político de un solo hombre. Las posibilidades del cambio serían visibles.
Las diferencias entre los dos hermanos son palpables, pero la falta de carisma, en lugar de ser una ventaja provoca un efecto boomerang. La agricultura urbana (proyecto asociado a Raúl) ha sido la causante de las plagas de ratones etc, etc..., que se propagan por la ciudad de La Habana y de la proliferación incontrolable del mosquito trasmisor del paludismo, el dengue o la fiebre amarilla.
Al contrario de lo que muchos piensan en el exilio, la confrontación con los E.U. no es en forma de retórica ofensiva. Es retórica sí, pero en forma de nacionalismo defensivo. Y no hay mejor defensa que la ofensiva. El lema “Combatir al Imperialismo hasta la muerte” lo continuarán utilizando, gústele o no a la administración norteamericana. Es la única vía de unión entre las masas y el régimen. La amenaza de agresión estará latente, no importa que E.U. se encuentre empantanado en otra parte del mundo.
Debemos trabajar para limar las asperezas del resentimiento y el odio acumulado, teniendo presente que una guerra civil o el mero intento de ella, no le hace bien a nadie. La desconfianza, las ambiciones, los celos, las tendencias y las corrientes de opinión dentro de la nomenklatura, son el caldo de cultivo de los enfrentamientos internos. La disidencia no debe provocar enfrentamientos externos.
No veo la posibilidad de que Raúl Castro anuncie , en breve, medidas o cambios sustantivos. Si promoviera una apertura hacia el pruralismo político estaría firmando su muerte súbita. La estabilidad del régimen se demuestra en estos meses sin la presencia de Fidel Castro. El barco continúa haciendo agua, pero es practicamente insumergible.
¡Ojalá! Raúl Castro se decidiera a una transición hacia un sistema democrático. No lo veo así.
Raúl Castro es un rebelde de ideas izquierdistas, devenido en guerrillero por obra y gracia del hermano y, luego de consolidado el proceso, convertido en General de Ejército. No fué un político comunista convertido en dictador por obra y gracia de la bota soviética. Es el continuador de las ideas “anti-imperialistas” de su hermano.
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