domingo, 9 de abril de 2017

El Kremlin «boconea», Putin piensa

El Kremlin «boconea», Putin piensa

Pasado el sofocón el Kremlin suspendió una coordinación militar que le es necesaria para evitar daños del fuego (¿amigo?), pero Putin lo está pensando dos veces. Y aunque no se recoja en los medios, el entendimiento, entre «cabezones» continuará.

"Debemos ser comprensivos con los procesos internos que tienen lugar" en Washington, dijo hoy la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, después de palpar que los 59 misiles no habían sido tan dañinos como se suponía en un principio, destruyendo unos pocos aviones sirios.  

A la Federación Rusa no le interesa cerrar las puertas en la lucha contra el terrorismo. Recordemos que el yihadismo extremista islámico es igual para los chiíes que para los suníes musulmanes. Y Rusia los tiene dentro de su territorio.

¿Qué es lo que quiere Putin? Que Occidente les reconozca:

-         Que Rusia tiene un problema interno con todos los países terminados en “tanes” que componen la federación y dejen de inmiscuirse en sus problemas internos.

-         Que la anexión de la península de Crimea responde a la permanencia de la Base Naval de Sebastopol como parte de la Federación Rusa

-         Que nadie nadie cuestione o interfiera en el derecho de la Federación Rusa a tener una Base Naval en el puerto de Tartús, ubicada en el territorio Sirio.

La semana próxima el Secretario de Estado USA estará en Moscú y tendrá la oportunidad de ofrecer algún tipo de negociación, siempre que los rusos se comprometan a descontinuar el apoyo a los ciudadanos rusos que habitan en las regiones fronterizas entre Ucrania y Rusia. Tal vez la Merkel se sitúe de perfil en un caso parecido. Las sanciones económicas serían entonces agua pasada.

Si los rusos accedieran a un planteamiento parecido, se abriría la posibilidad de que los Estados Unidos reconozcan (en silencio) el problema ruso dentro de sus fronteras y dejen de apoyar a los grupos separatistas, que más que eso son extremistas islámicos, disfrazados de independentistas.

Por último podrían tratar de llegar a un acuerdo en relación con la permanencia de dictador Assad y la posición estratégica de la base de Tartús. Aunque esta posibilidad de negociación se vería enturbiada en dependencia de otros intereses por parte del régimen totalitario de los Ayatolas y sus fronteras con Rusia.

La interpretación de que el Kremlin considera que Trump se ha visto forzado a emprender tal acción para demostrar que no está al servcio de Moscú, es absurda. El presidente de la Unión americana no es el todopoderoso Putín, que puede hacer y deshacer a su antojo. Ningún ataque militar es improvisado. Todo está calculado de antemano. Trump no necesita convencer a sus votantes y mucho menos al partido republicano.

Aquellos que piensan que el lanzamiento de los misiles crucero nada tiene que ver con la estrategia, se equivocan. No es un plan. Es una advertencia que, de alguna forma, hace que los rusos revaloren su posición sobre el terreno. Ya no están tratando con un pusilánime. No es una lucha de grupos dentro de los Estados Unidos. Los que así se expresan demuestran lo ignorantes que son, respecto a la forma y los métodos de la democracia norteamericana.  

¿Acaso no se percatan del apoyo unánime de sus socios europeos?

Son los mismos pusilánimes que iniciaran un cobarde acercamiento a Rusia, no tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, sino más bien ante la cobarde posición de Barack Hussein durante todo su mandato. ¿O es que alguien piensa que esas decisiones pusilánimes se toman de la noche a la mañana? Ya veremos la posición de  "mamá" Merkel a partir del 2 de mayo entrante. Por supuesto que va a coincidir con la de Trump.

La cancelación de la visita del Ministro de Exteriores de la Gran Bretaña no es una sorpresa. Responde a que ahora han cambiado los planes y lo que se iba a tratar ya no tiene vigencia alguna.

Putin no está para tirar voladores, porque si algo ha quedado claro es que su política a favor de Al Assad, ha quedado en evidencia. Ahora busca una intermediación para ganar tiempo y mientras tanto echarle la culpa a algo o a alguien indefinido.  
Toda la euforia de las tertulias en los medios de comunicación rusos y europeos, no son otra cosa que agua de borrajas o dicho en términos militares: diversionismo que aparte la atención del populacho, de lo que verdaderamente se teje tras bambalinas.
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