domingo, 5 de agosto de 2012

El día 22 (la crisis de octubre)

               Octubre de 1962


                               El día 22


El día 22 de octubre de 1962, en horas de la tarde, el Presidente Kennedy manifestó que no se había actuado contra el régimen de Fidel Castro, porque no se tenían evidencias sobre la existencia de emplazamiento de cohetes.

El Fiscal General le ripostó que si se hubiesen realizado vuelos de aviones U-2 posiblemente hubiesen sido detectados mucho antes.

Kennedy continuó diciendo que los cohetes soviéticos en Cuba tenían un efecto sicológico diferente y expuso las razones por las cuales había decidido no asestar el golpe aéreo masivo sorpresivo.

1.- No tenían  la seguridad de destruir o incapacitar todas las rampas de lanzamiento.

2.- La acción sería comparable con el artero ataque japonés en Pearl Harbour.

3.- Constituiría el incremento del peligro de llegar a una guerra nuclear.

Kennedy continuaba pensado que existía la posibilidad de resolver el conflicto por vías pacíficas.

Fidel Castro, que hasta el momento se había mantenido en un segundo o tercer plano, observando los toros (desde la barrera), consideró oportuno ordenar la situación de alerta a sus incipientes fuerzas armadas. Los historiadores consideran las 15:50 hrs., como la más probable. No obstante, a las 17:35 hrs., de ese mismo día (tan solo una hora y media más tarde) ordenó la alarma de combate. Una hora y media antes de que el Presidente Kennedy se dirigiera a la nación norte-americana, para informar de la situación creada por los soviéticos en el mediterráneo americano.

A 50 años de lo que pudo ser, los pretendidos historiadores del régimen de los hermanos dictadores, nos embusten con “divisiones de tiempo de guerra” ocupando posiciones de defensa en el litoral y de otras (de un imaginario segundo escalón) con misiones de destruir desembarcos aéreos y muchas etcéteras.

A las 18:00 hrs., Dobrinin (el embajador soviético en Washington) fue llamado a la oficina de Dean Rusk para hacerle entrega de una copia del discurso que Kennedy iba a pronunciar. Dicen, los chismosos, que Dobrinin salió, de la oficina de Rusk, totalmente pálido.
Foy Kholer


Simultáneamente, el embajador norte-americano en Moscú Foy Kholer, entregó en el Kremlin una carta de Kennedy a Kruchev conteniendo el texto del discurso. No recibió respuesta inmediata. Por su parte Adlai Stevenson, informó al Secretario General de las Naciones Unidas U Tahnt, sobre el discurso que pronunciaría Kennedy.

U Thant


Estados Unidos solicitaba una reunión urgente del Consejo de Seguridad.
Al anochecer y poco antes de que Kennedy comenzara su discurso, 22 aviones equipados con cohetes aire-aire volaban entre Cuba y los Estados Unidos.
Desde el inicio de su discurso, Kennedy dejó bien claro que los cohetes nucleares emplazados en Cuba eran de tipo ofensivo. A nadie, que se encuentre en su sano juicio se le ocurriría utilizar el arma nuclear en territorio propio.

Constituye una payasada histórica insinuar que los soviéticos pretendieran atacar con esos cohetes a Costa Rica o Haití. Lo que está, meridianamente claro, es que se encontraban destinados, por los más que pérfidos soviéticos, a ser utilizados en el Hemisferio Occidental.
La Base Estratégica soviética instalada en territorio cubano constituía una seria amenaza para la paz, no solo del continente americano, sino del mundo en su totalidad.
Kennedy insistía en que Kruchev se había pasado por el “arco del triunfo” sus advertencias públicas realizadas los días 4 y 13 de septiembre del propio año.
Kennedy informaba, al mundo, una estricta “cuarentena” de todo tipo de equipo militar destinado al régimen impuesto por Fidel Castro en Cuba.

Para los historiadores del régimen dictatorial, totalitario y neofeudal de los hermanos Castro Ruz, hubiese sido mejor el estallido de una conflagración de escala planetaria, a la “moderada”, pero útil detención de barcos en alta mar.
¿Que se violaban leyes internacionales? Efectivamente.
¿Cuál es el derecho internacional que asiste a un país, para la instalación de armas nucleares con el propósito de atacar al adversario?
O sea, el Kremlin consideraba que podía actuar a su antojo en cualquier parte del mundo, bajo el “amparo” de leyes internacionales.
Al final de su discurso, Kennedy se dirigió al pueblo cubano:

“Yo observé, y el pueblo norte-americano observó con profundo dolor, la manera en que vuestra revolución nacionalista fue traicionada y en que vuestra patria cayó bajo el dominio extranjero. Ahora, vuestros líderes no son ya líderes cubanos que se inspiran en los ideales de Cuba. Son marionetas, agentes de una conspiración internacional que ha hecho que Cuba se vuelva contra sus amigos y vecinos de América y se convierta en el primer país latinoamericano que puede ser blanco de una guerra nuclear, en el primer país latinoamericano que tiene en su territorio armas de esta clase.
"(...) Pero nuestro país no quiere causaros sufrimientos ni imponeros ningún sistema político.

"(...) Y no tengo la menor duda de que la mayoría de los cubanos esperan hoy el momento de ser verdaderamente libres, libres de la dominación extranjera, libres de elegir sus propios líderes, libres de escoger su propio sistema, libres de poseer su propia tierra, libres de hablar, de escribir y de adorar sin miedo y sin humillación".
Resumiendo y concluyendo: Las dos superpotencias se encontraban al borde de una catástrofe nuclear por un archipiélago de 109 mil kilómetros cuadrados y una población de 6 millones de habitantes.
Kennedy estaba siendo muy brusco en su discurso. El Kremlin se encontraba perplejo. Nunca hubieran imaginado que, los pragmáticos norte-americanos, fueran tan viscerales en un asunto de “tan poca importancia”.

No perseguía causar impresión. Los cohetes soviéticos representaban una amenaza mortal. ¿O es que el arma nuclear no va más allá de juego de niños?
Cartas secretas entre un Presidente y un Dictador
El canal secreto había sido organizado por Robert Kennedy
Robert Kennedy


Se efectuaba a través de un diplomático soviético en Washignton llamado, Bolchakov. Esta comunicación directa fue muy importante. En este canal no podían influir, la CIA ni el Departamento de Estado, ni el Pentágono. De esta forma, los Kennedy pretendían hablar el lenguaje y hacerle el juego de riposta al dictador soviético.
En la primera carta Kennedy expresó su esperanza de que Kruchev se abstuviera de acciones que complicaran la crisis y que a la vez colaborara en su rápida solución.
Mientras esto ocurría, en Cuba Fidel Castro hacía maravillas para ganarse la confianza del General Pliev, quién había convocado a una reunión ampliada del Consejo Militar de la ATS. En esta reunión ordenó que todas las unidades fuesen puestas en completa disposición combativa.

En su discurso dijo:
"Si el enemigo no emplea el arma nuclear combatiremos con armas convencionales. No tenemos a dónde retroceder, estamos lejos de la Patria y la reserva de combate alcanza para 5-6 semanas. Si destruyen la Agrupación combatiremos en composición de una división, si destruyen la división, en composición de regimiento, si destruyen el regimiento nos iremos a las montañas a desarrollar la lucha guerrillera..."
Definitivamente, ya se percibía cierta complicidad del militar soviético con el dictador caribeño.  









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