domingo, 7 de noviembre de 2010

Consecuencias del levantamiento del embargo norteamericano al desgobierno de los hermanos Castro Ruz

El nauseabundo y desprestigiado régimen tal vez no haya desaparecido del todo, pero se abrirá la puerta para que el pequeño y maltratado pueblo comience nuevamente a caminar el sendero de la democracia y del mercado libre.
El sufrido pueblo cubano habrá resistido la más larga de sus dictaduras y soportado la ruina económica provocada por el peor de los regímenes que haya conocido la humanidad.

El aberrante embargo no habrá logrado el ignorante objetivo de restarle apoyo interno a la dictadura, debido principalmente a que las dictaduras totalitarias no se ven afectadas por medidas de fuerza económica que provoquen la oclusión del mercado. Eso solo puede suceder en una economía de libre comercio.

Cuando la economía de un país es centralizada, las medidas comerciales solo afectan a un pueblo totalmente dependiente de la voluntad del desgobierno que les oprime.

En un país democrático y de mercado libre, un embargo comercial afecta directamente a la pequeña, mediana y gran empresa. En un país democrático y de mercado libre, el pueblo no trabaja (en su totalidade) para el gobierno. Solo un por ciento reducido de funcionarios públicos son dependientes del gobierno de turno. La mayoría de la nación trabaja por cuenta de terceros, o por cuenta propia.
En un país democrático y de mercado libre, las restricciones económicas harían fracasar la mayoría de las iniciativas comerciales y sobrevendría el caos y la caída inexorable del gobierno.

Eso no es factible en el caso de una dictadura totalitaria.

No es menos cierto que las restricciones económicas han hecho fracasar muchas iniciativas comerciales del régimen de los hermanos dictadores. Los hermanos también han despilfarrado millones en descabellados proyectos. Sobre todo en proyectos de exportación de insurgentes totalitarios en Asia, África y América Latina.
Mientras tanto y durante más de 50 años, la crápula que desgobierna en mi país, ha vivido como aristócratas. Grandes mansiones, coches de lujo, aviones particulares, vacaciones en el extranjero y…, muchas más.

En el mismo espacio de tiempo, la canasta básica del cubano común ha ido disminuyendo, sin que, el cubano común, pueda hacer otra cosa que aguantar callado.
El cubano común es dependiente del desgobierno hasta para hacer sus necesidades fisiológicas.

Si dejaran de publicar el diario “Abuelita”, el cubano común no tendría papel para limpiarse el trasero.

El régimen de los hermanos Castro Ruz pretende hacer creer (solamente a aquellos extranjeros que les siguen la rima) que Cuba no era independiente en 1959. Pretenden hacer creer que Cuba, un país receptor de inmigrantes en las primeras décadas del pasado siglo, no tenía economía, ni desarrollo tecnológico y científico.

Cuba tenía un índice de analfabetismo de un 25% de su población (mayoritariamente de jamaicanos y haitianos que realizaban las labores de la zafra azucarera).
Si comparamos éste índice de analfabetismo, en la misma época, con los de España y Portugal, nos sorprenderíamos.
La esperanza de vida en Cuba era de 65 años. Superior a la de España y Portugal.

Cuba era independiente política y económicamente. Ya se había desembarazado de la oprobiosa Enmienda Platt, la Isla de Pinos (hoy de la Juventud) ya era reconocida oficialmente como parte integral de su territorio. Solo nos faltaba que nos devolvieran el territorio de la carbonera convertida en base naval e impuesta (como chantaje a la posibilidad de ser libres) luego de ganarle (Estados Unidos) la guerra a España en 1895.

No es que sea incierto que Cuba tuviera una cuota azucarera, de mutua conveniencia, en los Estados Unidos. Los excedentes de esa cuota se vendían en Europa. Pero no era nada obligatorio. Eran simples matemáticas. Debido a la distancia, entre Cuba y los E.U., o entre Cuba y Europa, era mucho más lucrativo vender a E.U., y mucho más si se tenía una cuota fija a precios acordados y negociables.

Soy de la opinión de que un embargo económico es una aberración del sistema de mercado. El sistema de mercado es negocio puro y duro. Negarse a negociar e imponer restricciones al comercio es contrario al sistema de mercado y, por ende, al sistema democrático. En fin, es un error que ha costado más de cincuenta años de dictadura totalitaria al pueblo de Cuba.




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