Fidelismo: Régimen político fundado en el predominio del totalitarismo de la miseria como elemento catalizador y aniquilador de riqueza.
Por Mario Armando Riva Morales
Pretender que topando los precios se avanza
lentamente en pos de cambios que permitan a la nación recuperarse de viejos
modelos económicos, conduce nuevamente a las “libretas” y a las deformaciones
del “mercado” socialista, conculcando la producción y los servicios
Autor: Mario Riva Morales / Cuba en Sucesión
La
calurosa Ciudad de La Habana ardió cuando el “gobierno provincial”, “orientado
y dirigido” por el llamado Partido Comunista, dictó unas regulaciones de
precios para los taxis privados. Ante tamaño despropósito, algunos taxista
guardaron sus carros. Ya el cubano sabe que forcejear con la dictadura no sirve
para otra cosa que perder el tiempo. Es mejor esperar a que la protesta silenciosa
de la clientela les haga entrar en razones.
Los
habaneros saben que el problema de la falta de transporte no se debe a los taxistas
particulares
Tan
pronto como surja efecto el “estado de la población”; eso que hace mucho tiempo
que funciona en silencio (para el des-gobierno) y que sondea el estado de opinión,
determine que la presión se hace insoportable.
Muchos
de los seudo-economistas gubernamentales opinan que lo del trabajador por
cuenta propia, haciendo las veces de taxista) es un negocio de “dimensiones
reducidas”. A estos “compañeros” debo aclararles que de eso nada. Un negocio,
de ese tipo, en una ciudad de más de dos millones de habitantes, no se puede
considerar pequeño.
Pequeña
es la empresa particular de cada taxista
Y otra aclaración:
Las ganancias no son altas, a partir de que los onerosos impuestos que se pagan
al des-gobierno, unido al coste de las reparaciones y mantenimientos, de esos “cacharros”
antediluvianos, “de marcas indescifrables” que mueven a la población de un lado
para otro de la capital de los cubanos, no es nada barato. Agréguesele el
aumento del precio del combustible y ya verá usted cual es el problema.
No
intenten “dormir”, al pueblo, con los trucos viejos de antaño.
¿Qué es
eso de «distorsión del modelo económico y social?
¿Cuál modelo?
¿Qué sociedad?
¿Es
eso lo que va a retardar las transformaciones anunciadas hace más de cinco años?
¡Me parece que
los seudo-economistas del régimen ahora intentan, descaradamente, amedrentar a
la población! Pero es tarde.
Nunca ha sido
buena idea intentar mezclar el agua y el aceite, o la leche de vaca, con la de
magnesia. Pero si en base a lo anterior, además dices mentiras…
¿Desde
cuando existen, en Cuba, pequeñas y medianas empresas particulares?
Si llamarle
empresa privada S.A. a las del des-gobierno, es pasarse de la raya, mucho peor
es insinuar que los “cuentapropistas” cubanos pueden andar junto a compañías
extranjeras y mixturarse.
No soy
economista, pero decir (a continuación) que la presencia de esas alternativas
empresariales (de factura capitalista) no alejaría al régimen imperante en Cuba
del sistema socialista, es como decir que aunque cruce un simio con un cerdo
jamás saldrá, de esa unión, un “cochimono”. Por supuesto que no, pero se crean
las bases para el establecimiento de una base (a escala social) que asuma el
control de la economía en nombre del des-gobierno.
En fin, la casta
que hasta nuestros días ha mantenido el poder político, en manos de la misma
casta intentando “gobernar” desde una economía sostenible.
Las
experiencias económicas, fracasadas, del socialismo a nivel mundial, son tan
sonadas, que apenas quedan rastrojos. Por el contrario, las experiencias del
capitalismo solo trae crisis cíclicas en el sistema de mercado, aunque
indiscutiblemente que en las economías de mercado, las clases medias viven
mucho mejor que en los países de economía centralizada.
Por
regla general no se debe restringir el comercio. Solo en ocasiones puntuales y
en empresas estratégicas para un país, sería posible la regulación.
Tomemos,
por ejemplo, el caso de los taxistas particulares y dejémonos de tanto teque
económico:
Si
se contrata una o varias empresas privadas para resolver el problema del
transporte, de inicio debe regularizarse el taxi particular, pero cuando se
trata de que el des-gobierno se muestra incapaz de resolver el problema del
transporte y aumenta el precio de los carburantes, un buen gobierno primero
escucha a los transportistas particulares con el ánimo de ayudarles y no al
contrario. Luego les disminuye el precio del combustible y a cambio les exige
el tope de los precios. Luego les disminuye un porcentaje del impuesto y les
exige aumentar las paradas.
O
lo que es igual en el sistema de mercado.
NEGOCIAR
Olvídense de las
escuelas del siglo XIX, que estamos en el XXI.
El conflicto en
torno a los precios de los taxis, no es otra cosa que el descontrol del
des-gobierno sobre sus órganos de dirección. Cinco décadas de gobernar al
capricho de un solo personaje es el problema fundamental.
Si fuera cierto
que en el mundo, es común la regulación gubernamental del transporte, como
regla, para proteger a los consumidores, en Cuba el problema no es ese. En Cuba
lo que ha puesto ese precio al transporte es la incapacidad del des-gobierno
que no sabe, ni quiere gobernar como debe ser.
No se puede ir
diciendo por ahí que los taxistas particulares son los responsables de
incrementar sin razón “legítima”, los precios, cuando el desgobierno (con o sin
razón) aumenta los precios de los combustibles.
Respondiendo a
la situación creada por el propio desgobierno, ya los taxistas habían aumentado
los precios.
LA
HABANA, Cuba.- Para saber por qué colapsó el comunismo soviético, los marxistas
más serios de este mundo han hecho lo indecible. Fidel
Castro ofreció un montón de kilométricos discursos que todavía ocasionan
oleadas migratorias de cubanos hacia el Norte; la dirección política principal
de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, en coordinación con los comunistas
cubanos, distribuyeron por todo el país miles de ejemplares del libro El
derrumbe del socialismo: Causas y consecuencias y la Editorial de Ciencias
Sociales de La Habana ha publicado los libros de los marxistas Hans Modrow, Roger
Keeran y Thomas Kenny, que se adquieren en las ferias del libro. Cada
uno de estos ancianos trasnochados se ha roto la cabeza para explicar por qué
el imperio soviético se desguabinó, y aún no llegan a conclusiones concretas. Después
de transcurridos treinta años, tampoco Alan Woods, importante dirigente
británico de la corriente marxista internacional, se da por vencido. Su libro Stalin:
50 años después de la muerte del tirano, ha sido publicado por la
Fundación de Estudios Socialistas Federico Engels, con sede en España. Dan
ganas de salir corriendo mientras leemos los horrores que cuenta Woods sobre
Stalin, precisamente el hombre de quien no se puede hablar mal en presencia del
gobernante cubano Raúl Castro, como tampoco puede hacerlo su prensa nacional. Según
Woods, Stalin fue “un mal teórico, un pésimo escritor y un peor orador, que
hirió de muerte al comunismo antes de que este desapareciera”, porque a Stalin
“sólo le interesaba lograr el poder y controlarlo”. En
1953 muere Stalin. Aunque las purgas mueren con él, más de sus 700 víctimas
fueron rehabilitadas judicialmente y se conocieron todos sus crímenes, sobre
todo cuando puso en práctica la colectivización, donde murieron de hambre diez
millones de personas. El
culto que se creó con el estalinismo, continúa narrando Woods, “una aberración
histórica temporal”, adquirió su expresión más grotesca cuando lo creyeron
omnipotente, el padrecito de todos, el gran hombre, el Maestro, el todopoderoso
georgiano, el invencible, se multiplicaron en miles sus fotos en oficinas y
lugares públicos y no lo querían dar por muerto. Nos
señala además que “Stalin nunca tuvo una verdadera ideología, convicción, ideas
o principios, porque sólo le interesaba tiranizar, asustar y culpar a los
demás, traicionando no sólo a Lenin, sino a sus propios camaradas, que mandó a
fusilar por decenas. Odiaba a los intelectuales y como estaban prohibidos los
partidos, así como la oposición, era necesario censurar el arte, tener a la
cultura sometida a la vigilancia del Estado, porque a través de ella podían
salir a la superficie las ideas oposicionistas”. También
señala Woods, como algo fundamental, que “con la muerte de Stalin, el círculo
dominante tuvo que hacer algunas reformas” que, en definitiva, no dieron
resultado. “Ya se había establecido un gran abismo entre los trabajadores y los
parásitos burocráticos, cuyos ingresos y privilegios aumentaban, disfrutando de
las mejores casas, autos con chofer, sirvientes, medallas, vituallas
especiales…” Ni
siquiera la actividad económica privada e ilegal que floreció con Jrushchov,
salvó a la URSS, sobre todo por las formas de pago laboral. De ahí la broma
histórica soviética: “Ellos pretenden pagar y nosotros pretendemos trabajar”. Aunque
dicen lo mismo los trabajadores cubanos, venezolanos y otros, Alan Woods no
cree que el comunismo haya muerto, “porque según sus colegas, no murió
por causas naturales, sino que fue un suicidio”. Lo
más curioso de toda esta fauna que presume de poseer una formación marxista
seria y residen en el capitalismo, es el criterio de que las nuevas
generaciones son las encargadas de hacer avanzar a la clase obrera, limpiando
la bandera de Octubre, ensuciada y ensangrentada por Stalin; y al referirse al
capitalismo, lo creen decadente y senil. En
pocas palabras, quieren que surjan más hombres como Stalin, Fidel Castro, Hugo
Chávez y toda una fauna de presidentes latinoamericanos que necesiten de toda
una vida para lograr sus empeños, que no son más grandes que el afán de
mantener el poder. Ellos,
Keeran, Modrow, Kenny y Woods, son los que alientan a esas pocas ancianitas
rusas que, en fechas políticas, todavía llevan sobre sus pechos la foto de
Stalin, mientras desfilan compungidas por la Plaza Roja de Moscú y el
millonario Putin, desde lo alto, les sonríe con pena.
Las estadísticas reflejan la grave crisis del sistema educativo en Cuba Mario J. Pentón, Miami |
Febrero 01, 2017
El rápido envejecimiento
poblacional, unido al recorte de los recursos asignados a la educación y al
descenso en la calidad de la enseñanza, son tres de los rasgos con los que el
economista Carmelo Mesa-Lago caracterizó la situación del sistema educativo en
Cuba. "En 2007 el Gobierno
de Raúl Castro declaró que no podía sostener los gastos del sistema educativo
heredado de la gestión anterior, desde entonces se ha reducido la inversión en
educación y en gastos sociales en general", explicó Mesa Lago en una
conferencia auspiciada por el Centro de Estudios Convivencia el sábado.
"Se suponía que Cuba
iba a tener los mismos indicadores de Uruguay hacia 2025, pero hoy no solo
alcanzó el nivel de ese país, sino que lo superó", dijo el investigador
refiriéndose al envejecimiento poblacional.
Cuba es el país más
envejecido del continente y eso tiene un impacto directo en el sistema
educativo. Los alumnos matriculados en la educación primaria se han ido
reduciendo año tras año. También lo ha hecho el grupo en edad productiva, lo
que a juicio del economista plantea un serio peligro, debido a que sobre ese
segmento de la población recae la financiación de la "cola joven" y
la "cola vieja" de la sociedad.
Según estadísticas
oficiales compiladas por el investigador, el Gobierno cubano ha reducido en 8
puntos porcentuales los gastos sociales del presupuesto de la nación desde
2007, así como 8,4 puntos del Producto Interior Bruto.
Específicamente el sistema
educativo ha visto mermar su presupuesto en 4 puntos porcentuales entre 2008 y
2015.
Algunas de las medidas que
Raúl Castro tomó al asumir el poder fueron el cierre de las escuelas en el
campo, (internados), así como la eliminación paulatina de las más de 3.000
sedes universitarias abiertas por su hermano Fidel en los años de la Batalla de
Ideas. También se ha realizado un progresivo reajuste en las escuelas,
cerrándose aquellas con menos matrícula, y desplazando a los estudiantes
restantes a otros centros educativos.
Castro también eliminó
costosos programas como el destinado a trabajadores sociales, que graduó a
miles de jóvenes que terminaron controlando el consumo de combustible en las
gasolineras o repartiendo refrigeradores y bombillas eléctricas en programas
masivos de recambios. Los programas para maestros emergentes e instructores de
arte también fueron desmantelados, y al mismo tiempo se redujeron las
universidades para adultos mayores y el uso de dispositivos tecnológicos en las
aulas.
Entre 1989 y 2007 hubo un
aumento de las ofertas de carreras en el área de humanidades y ciencias
sociales de un 3.943%, mientras que se redujo el de carreras universitarias
relacionadas con las ciencias naturales en un 39%.
Con Raúl Castro al mando el
panorama cambió radicalmente con un decrecimiento de las carreras humanísticas
en un 83% y el aumento de un 13% en aquellas relacionadas con las ciencias
naturales.
Sin embargo, la matrícula
universitaria descendió en un 30% en 2014, una tendencia compartida por otros
sectores, como el de la educación secundaria que disminuyó su matrícula en un
11%.
Mesa Lago reconoce que el
acceso universal y gratuito a la educación es un logro importantísimo que ha
tenido efectos positivos "en los sectores de menor ingreso como
afrocubanos, mujeres y los campesinos". Sin embargo, el investigador
subrayó que la ideologización de la educación y el control absoluto del Estado
sobre los proyectos educativos son las carencias más importantes.
Otro elemento criticable a
juicio de Mesa Lago es el salario de los docentes, que se encuentra entre los
más bajos del continente. El salario medio del sector educacional es de 537
pesos, que equivale a 21,4 dólares al mes.
"Cuba tiene un capital
humano extraordinario, pero se pierde porque emigra a otros renglones
económicos que tengan una remuneración mayor", explicó.
Según un estudio realizado
por el académico, en 2015 el salario real ajustado a la inflación permitía
solamente cubrir un 28% del poder adquisitivo de los ingresos de 1989.
Para garantizar la
presencia de un maestro frente al aula el Gobierno ha tenido que trasladar
profesores de unas regiones a otras del país a otras, como ha sido el caso de
Matanzas y La Habana, donde hay una significativa presencia de docentes de la
región oriental de Cuba.
Aunque Cuba no participa en
los exámenes internacionales que permiten medir la calidad de proceso
educativo, el propio Gobierno ha entonado el mea culpa sobre el
Según estadísticas
oficiales compiladas por el investigador, el Gobierno cubano ha reducido en 8
puntos porcentuales los gastos sociales del presupuesto de la nación desde
2007, así como 8,4 puntos del Producto Interior Bruto.
Específicamente el sistema
educativo ha visto mermar su presupuesto en 4 puntos porcentuales entre 2008 y
2015.
Algunas de las medidas que
Raúl Castro tomó al asumir el poder fueron el cierre de las escuelas en el
campo, (internados), así como la eliminación paulatina de las más de 3.000
sedes universitarias abiertas por su hermano Fidel en los años de la Batalla de
Ideas. También se ha realizado un progresivo reajuste en las escuelas,
cerrándose aquellas con menos matrícula, y desplazando a los estudiantes
restantes a otros centros educativos.
Castro también eliminó
costosos programas como el destinado a trabajadores sociales, que graduó a
miles de jóvenes que terminaron controlando el consumo de combustible en las
gasolineras o repartiendo refrigeradores y bombillas eléctricas en programas
masivos de recambios. Los programas para maestros emergentes e instructores de
arte también fueron desmantelados, y al mismo tiempo se redujeron las
universidades para adultos mayores y el uso de dispositivos tecnológicos en las
aulas.
Entre 1989 y 2007 hubo un
aumento de las ofertas de carreras en el área de humanidades y ciencias
sociales de un 3.943%, mientras que se redujo el de carreras universitarias
relacionadas con las ciencias naturales en un 39%.
Con Raúl Castro al mando el
panorama cambió radicalmente con un decrecimiento de las carreras humanísticas
en un 83% y el aumento de un 13% en aquellas relacionadas con las ciencias
naturales.
Sin embargo, la matrícula
universitaria descendió en un 30% en 2014, una tendencia compartida por otros
sectores, como el de la educación secundaria que disminuyó su matrícula en un
11%.
Mesa Lago reconoce que el
acceso universal y gratuito a la educación es un logro importantísimo que ha
tenido efectos positivos "en los sectores de menor ingreso como
afrocubanos, mujeres y los campesinos". Sin embargo, el investigador
subrayó que la ideologización de la educación y el control absoluto del Estado
sobre los proyectos educativos son las carencias más importantes.
Otro elemento criticable a
juicio de Mesa Lago es el salario de los docentes, que se encuentra entre los
más bajos del continente. El salario medio del sector educacional es de 537
pesos, que equivale a 21,4 dólares al mes.
"Cuba tiene un capital
humano extraordinario, pero se pierde porque emigra a otros renglones
económicos que tengan una remuneración mayor", explicó.
Según un estudio realizado
por el académico, en 2015 el salario real ajustado a la inflación permitía
solamente cubrir un 28% del poder adquisitivo de los ingresos de 1989.
Para garantizar la
presencia de un maestro frente al aula el Gobierno ha tenido que trasladar
profesores de unas regiones a otras del país a otras, como ha sido el caso de
Matanzas y La Habana, donde hay una significativa presencia de docentes de la
región oriental de Cuba.
Aunque Cuba no participa en
los exámenes internacionales que permiten medir la calidad de proceso
educativo, el propio Gobierno ha entonado el mea culpa sobre el deterioro del
sistema.
Mesa Lago propone once puntos a tener en cuenta en el futuro de la gestión del sistema educativo. Según el economista, los recursos deben centrarse en la población más necesitada de las provincias más pobres. Además debería tenerse en cuenta la demanda de trabajos para los programas formativos.
Para lograr la sostenibilidad del sistema, el economista propone el cobro de la matrícula en la educación superior para quienes tengan un ingreso alto. El sistema educativo debe estar abierto y orientado al mercado mundial.
Otro aspecto importante consiste en ofertar más carreras universitarias para aquellas especialidades de más demanda. El pago justo a los docentes y la apertura a la educación privada, pasando por la desideologización del sistema educativo, serían indispensables para el futuro de la Isla.
Por último, el académico propone restaurar la autonomía financiera de los centros de investigación para que puedan atraer inversiones internacionales y permitir el trabajo por cuenta propia en el área educativa.