lunes, 7 de abril de 2008

Quitándole la careta a periodistas desinformadores

Apelan a campesinos privados
ANDREA RODRIGUEZ / AP
GUIRA DE MELENA
JAVIER GALEANO / AP
CAMPESINOS CUBANOS recogen tomates que luego son transportados en un tractor en una granja de Güira de Melena, a 30 millas al sur de La Habana.
En un país donde buena parte de la población es empleada del estado, el campesino Jesús Díaz trabaja por su cuenta. Ahora el gobierno de la isla espera poder aprovechar su experiencia.
Empeñadas en llevar más comida a la mesa de los cubanos y bajar su factura de importaciones, las autoridades les dieron un voto de confianza a los productores privados reiniciando un programa de entrega de tierras, incrementando los pagos por sus cosechas y permitiéndoles comprar aperos.
''Claro que da resultado el usufructo, porque es una forma de que la tierra quede en manos de personas que la quieran producir'', dijo a la AP Díaz, un campesino de los alrededores de Güira de Melena, a unos 50 kilómetros al sur de la capital del país.
De andar cansino y sonrisa franca, con un sombrero que lo protege del sol y del cual se despeja para secarse el sudor, este hombre de 45 años sabe de lo que habla: él mismo tiene bajo esta modalidad una pequeña parcela desde 1996, en la cual cría vacas para vender su leche al estado.
''En los años 90 (caracterizados por una profunda crisis económica), pasó lo mismo que ahora. Repartieron la tierra ociosa, después lo congelaron (al proyecto) y ahora están hablando de lo mismo'', manifestó el hombre. ``Yo lo veo muy bien''.
El gobierno de Fidel Castro confiscó los latifundios después de derrocar al dictador Fulgencio Batista en 1959, pero dejó a los campesinos tener sus pequeñas propiedades o unirse en cooperativas y las autoridades insisten en que la nueva liberalización no traiciona los valores revolucionarios.
El sector cooperativo y campesino en Cuba tiene actualmente el 35% de la tierra cultivable. De ellos, 225,000 son propietarios y 350,000 usufructuarios. En su conjunto producen más del 60% de los alimentos del país.
La decisión de brindar parcelas a los campesinos es un proceso que recomenzó hace algunos meses y se ampliará, pero recién en estos días los funcionarios lo hicieron público.
''A todo el que quiera producir tabaco o café se le entrega tierra'', dijo el presidente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), Orlando Lugo, miembro del Consejo de Estado --el máximo órgano de gobierno-- a la televisión cubana. Mientras, se ''estudia'' una ampliación paulatina para todos los productos.
Hay que crear ''condiciones'' para poder realizar una ''entrega masiva'' de espacios ociosos, agregó Lugo, ratificando la fundación de un Centro de Control de la Tierra y la puesta en marcha de las delegaciones municipales de la agricultura para que esto no se ``convierta en un caos''.
Fuentes oficiales explicaron que estas delegaciones, que entrarán en funciones el 10 de abril, significan en la práctica una descentralización de la gestión del sector, que elevará su eficiencia y combatirá la burocracia.
Joel Estévez, un campesino que en una hectárea sembró tomate y tuvo buenos resultados esta temporada, compartió el criterio de su vecino Díaz: ''Si me autorizan a coger tierra por aquí, yo la tomo'', exclamó entusiasta con las declaraciones de Lugo.

Quitándole la careta a periodistas desinformadores

Obreros agrícolas, usufructuarios de la tierra que trabajan, recogen tomates que luego son transportados en un tractor (también en condición de usufructo) en una granja de Güira de Melena a 30 millas al sur de La Habana.

En un país donde buena parte de la población (casi el 90%) es empleada del gobierno, el obrero agrícola Jesús Díaz trabaja por cuenta propia en tierras del gobierno que él utiliza en calidad de usufructo. Ahora el gobierno trata de aprovechar el esfuerzo de su trabajo particular, después de 50 años de cooperativismo totalitario.

Desesperados por abastecer la mesa de los cubanos mediante la “libreta de abastecimientos” (que no alcanza para 15 días), las “autoridades” hacen un enroque rarísimo de entrega de tierras en usufructo y dándoles el nombre de “productores privados”, en lo que anuncian será un incremento de los pagos por sus cosechas y obligándolos a comprar aperos de labranza en área de moneda convertible, cuando hasta le fecha los entregaba de forma gratuita a las granjas estatales y a las cooperativas del gobierno.
“Claro que da resultado el usufructo, porque es una forma de que la tierra quede en manos del gobierno”, digo yo.

No es el hombre de 45 años, al que se refiere la periodista Andrea Rodriguez de la agencia AP, el que sabe lo que habla. Es la periodista la que no tiene la mínima idea sobre lo que escribe. Ese hombre, que tiene una parcela (en usufructo) desde 1996 y en la que cría vacas tiene la obligación de vender la leche al precio que le fije el gobierno y solo puede vender su producto a las autoridades.

¿Por qué si en los años 90 (caracterizados por una profunda crisis económica), repartieron la tierra “ociosa” en Unidades Básica de Producción Agropecuaria y después congelaron el proyecto? La respuesta es sencilla: El gobierno no puede ser juez y parte en el proceso de oferta y demanda. Así no funciona la economía.

El gobierno de Fidel Castro confiscó los latifundios y los que no lo eran y su régimen se apropió de más del 70% de la tierra cultivable, mientras que repartía el 30% entre pequeños agricultores en cuanto insistía en que los asalariados agrícolas se constituyeran en granjas del estado o cooperativas agrícolas dirigidas por el gobierno de forma centralizada. Lo que proponen ahora es más de lo mismo.

Atención: Los datos que aporta la periodista de la agencia AP, están manipulados por el régimen totalitario. Dándole credibilidad a que el 35% de la tierra cultivable se encuentre en manos de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños y ellos son los que producen más del 60% de los alimentos del país. ¿Qué es lo que produce el 65% de la tierra cultivable en manos del gobierno? ¿Solo el 40% de los alimentos del país? En España a esto se llama cachondeo.

Mentira mil veces lacayos malditos, cese la algazara, callen esos gritos, no existe ni existirá ninguna descentralización de la gestión, ni eficiencia mientras las tierras permanezcan en usufructo y los trabajadores agrícolas (que no agricultores) tengan que entregar el fruto de su trabajo al gobierno, a precios estipulados por éste.

La burocracia totalitaria seguirá imperando en el sector agrícola cubano.

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