lunes, 19 de marzo de 2018

Opiniones diferentes?

Opiniones diferentes?
Opiniones parecidas?

¿Por qué Vladimir Putin?

A propósito de las elecciones presidenciales este domingo, Granma le dedica esta sección a ese tema. Al cierre de esta edición se reportaba una alta afluencia a los colegios y, según sondeos a pie de urna, el mandatario actual obtuvo una victoria aplastante. Se denunció además un ataque cibernético para tratar de inhabilitar el sitio web de la Comisión Electoral de ese país
Previo a las elecciones, Putin contaba con casi el 70 % de la intención de voto. 
La respuesta es simple: porque Rusia y China son la alternativa al mundo unipolar creado por Estados Unidos a partir de la caída de la Unión Soviética. ¿Podría cualquier país, Francia por ejemplo, negarse a seguir los pasos que le dicta EE. UU.? No, ni aunque quisiera, pero sí podría si la hegemonía de EE. UU. se rompiera.
Todo país que pretenda ser soberano debe enfrentarse al poderío de EE. UU., sabiendo que le quebrarán las alas antes de emprender el vuelo. Hasta ahora, solo pocos países del mundo lo han logrado, algunos son admirables, como Cuba y Vietnam. Rusia lo hizo porque fue la única salida que tuvo para sobrevivir, de no haberlo hecho, no existiría.
En el fondo, la perestroika consistió en entregar la soberanía de la Unión Soviética por la promesa de gozar del bienestar que disfrutan algunos países de Occidente, engañabobos que nunca se cumplió. Por escuchar cantos de sirena, la URSS se desintegró, aparecieron 15 nuevas repúblicas, que iban a ser pulverizadas más aún. Rusia, la más grande y poderosa de ellas, quedó en capilla. Desmembrarla, tal como habían hecho con el Campo Socialista, Yugoslavia y la Unión Soviética, fue el objetivo primordial del sistema unipolar recientemente creado.
La desintegración de la URSS fue acompañada de la destrucción de sus fuerzas armadas, de su sistema de seguridad social, del exterminio de su industria y de la disminución del nivel de vida del que habían gozado. ?????
La sociedad rusa se volvió paupérrima, en particular, la mortalidad de Rusia creció tanto que en menos de diez años su población disminuyó en más de diez millones de habitantes. Y no solo eso, sino que, de un día para otro, más de 30 millones de rusos se volvieron extranjeros en países de la ex URSS, donde habían nacido o, por lo menos, vivido casi toda su vida, extranjeros que ni siquiera podían expresarse en su propia lengua y que, en adelante, fueron tratados como parias sin derechos, sin que ningún organismo internacional, de esos que abundan y reclaman donde menos se espera, velaran por sus vidas, ahora amenazadas. Putin y su equipo evitaron que Rusia desapareciera en la vorágine creada y ahora emerge como Estado independiente.
El meollo del éxito de Putin consiste en haber logrado el desarrollo sostenido de Rusia, tanto en lo político como en lo económico y social; en ser el portaestandarte de la ideología rusa, que restaura los más altos valores nacionales, morales, religiosos, culturales, artísticos y filosóficos, que desde siempre constituyeron la civilización rusa; y en haber fortificado a las fuerzas armadas de ese país para defender la soberanía, las riquezas, la libertad y la independencia de Rusia.
Es esto lo que sobresale del mensaje anual del presidente Putin ante la Asamblea Federal de Rusia, en el que, además de los logros alcanzados en el campo social, hizo referencia a los innovadores modelos de armas desarrollados por su país en respuesta al abandono unilateral del Tratado sobre Misiles Anti-balísticos (ABM), cuando Estados Unidos instaló alrededor de Rusia un sistema antimisiles que vulnera la paridad nuclear estratégica alcanzada; a la nueva doctrina nuclear de EE. UU., que le faculta a emplear armas nucleares cuando quiera y contra el que quiera; y la instalación de cerca de 400 bases militares a su alrededor. Solo entonces, Rusia desarrolló nuevos modelos de armas estratégicas.
Resulta que Rusia, heredera de la URSS, sí tenía cultura, ciencia y tecnología, que no eran inferiores a las de EE. UU. sino, posiblemente, superiores.
Ese increíble salto tecnológico..., no lo esperaba nadie en el mundo.
Pese a que Putin recalcó que el poderío militar de Rusia no amenaza a nadie, que existe únicamente para garantizar el resguardo de su soberanía, antes amenazada, y que solo será empleado en el caso de que su país o cualquiera de sus aliados fueran agredidos, es de esperar que la reacción de los bloques agresores, como la OTAN, comiencen una campaña de calumnias contra Moscú.
Ahora que Rusia es tan poderosa..., Putin expresó la esperanza de ser escuchado. Amanecerá y veremos.

Las razones por las que Putin ha arrasado y volverá a arrasar todas las veces que quiera

Javier Taeño,Yahoo Noticias
Hay Putin para rato. El presidente ruso hizo buenas las encuestas y logró una holgada victoria (el 76,6% de los votos) en las elecciones, su mayor victoria hasta la fecha. Curiosamente, al revés de lo que suele pasar en la mayoría de los países, los años en el Gobierno no solo no le desgastan, sino que cada vez le hacen tener más apoyos. Estas son las claves de su rotundo éxito.
El renacimiento de la gran Rusia
El fin de la Unión Soviética y del comunismo en las décadas finales del siglo XX generó una profunda crisis de identidad en la sociedad de la que poco a poco van saliendo. Se pasó de ser una de elas grandes potencias del mundo a perder territorio y adoptar un sistema económico que hasta es momento se había despreciado. Con Putin, Rusia vive un periodo de patriotismo y de orgullo nacional. Las intervenciones militares en el extranjero (anexión de Crimea, enfrentamiento con Ucrania y guerra en Siria) han disparado la popularidad del presidente. La imagen es que el país vuelve a ser fuerte, con personalidad y que planta cara a Estados Unidos y Europa sin subordinarse. Y eso a la gente le encanta.
Una economía pujante
La situación económica en 1992 en Rusia era penosa, con más del 33% de la población bajo el umbral de la pobreza, sin embargo desde la llegada al poder de Putin en el año 2000 las cosas han cambiado y en 2016 solo un 13,4% vivía en esa misma situación según los datos oficiales del Gobierno ruso. Otro de los ejemplos en los que se ve la influencia del presidente es en la evolución del PIB per cápita; en 1999 alcanzó su punto más bajo con apenas 1.330 dólares (frente a los 3.485 de 1991), pero la economía empezó a crecer y crecer y en 2013 alcanzó los 16.000 dólares. Todavía mucha gente en Rusia considera a Putin el gran responsable de los avances económicos y por eso le siguen votando, pese a que en los últimos años no ha habido crecimiento.
Miedo a ir en su contra
Otro factor muy importante de su liderazgo es la posición de fuerza que transmite tanto en el interior como en el exterior del país. Desde el principio asumió el control de los medios de comunicación, lo que le sirvió para ir poco a poco arrinconando a sus enemigos y para transmitir su mensaje. Hoy en día hay cerca de 3.000 emisoras, de las cuales la mayoría no tratan temas políticos, pero cuando lo hacen están sometidas a un gran control gubernamental. Además, Putin fue capaz de plantar cara a los oligarcas, que habían conseguido demasiado poder durante el Gobierno de Yeltsin. Varios de ellos fueron acusados de corrupción y forzados a marcharse al exilio, lo que le valió una gran popularidad.
La democracia controlada
Al establecer y financiar grupos que ocupan el espacio público, Putin se ha asegurado que no triunfen las organizaciones que se oponen a él. ¿Cómo? Estos grupos afines al presidente están muy movilizados y ante cualquier movimiento de la oposición, son capaces de anticiparse y convertirlo en un homenaje a Putin. Antes de que los disidentes puedan ocupar la Plaza Roja, los putinistas ya se han adelantado y corean consignas a favor del presidente. Además, también existe la competencia dirigida, es decir, los rusos tienen la sensación de vivir en una democracia en la que ellos pueden tomar todas sus decisiones, lo que ayuda a mantener la estabilidad.
Su imagen de hombre fuerte

Las imágenes son recurrentes; Putin pescando sin camiseta, Putin montando a caballo, Putin haciendo judo… El objetivo es mostrar que el presidente, de 66 años, es un hombre poderoso y fuerte, lo que provoca que a muchos rusos les transmita seguridad y confianza. Todo lo contrario que Yeltsin, que era experto en bailar, contar chistes y beber alcohol, lo que le convertía en algunas ocasiones en “un bufón”, tal y como han recogido varios medios internacionales. La diferencia es simple: con el primero los rusos sienten respeto, con el segundo, vergüenza.

Nota: Da mucho que pensar







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sábado, 17 de marzo de 2018

Votar por un régimen y sus excrecencias

        Votar por un régimen y sus excrecencias


Votar por el Continuismo es depositar la fe en el lado oscuro del materialismo…, dialéctico


A el nunca se le quitó el  mal sabor de boca. La primera vez que votó ya era un hombre hecho y derecho y, a pesar del tiempo transcurrido, las elecciones no le acababan de convencer.
A sus casi setenta anos ya ha escuchado hablar de cédulas vendidas, pero nunca en su vida lo vivió en carne propia. Eso solo conocen las generaciones precedentes, como aquella llamada “del Centenario”. Centenario de que o de quién? Ya no recuerda.

Lo que sí tiene presente es la farsa de muchos diputados que solo pasan por sus circunscripciones días antes de las elecciones. Allí, por donde salen…, nadie les conoce; pocos por medio de una biografía pegada a la pared.

Está cansado de tantas promesas incumplidas por los mismos durante toda su vida. Que si más carne que en Argentina! De que Van Van! No que va, tratan de que entienda que aquellos políticos iban “de punta en blanco”, pero él solo conoce a los que van de verde olivo. A sus setenta anos nunca tuvo oportunidad de votar en la república “mediatizada”. Es más, no sabe, a ciencia cierta, si lo de la mediates se debe a los medios informativos o algo más complicado.

Su padre sí tuvo la oportunidad de votar antes y después. Y el asombro fue tan grande que se le formó un nudo en el estómago. Durante muchos anos había sido castigado a no ser elegido militante del partido, por haber votado en las últimas elecciones presidencialistas. Supuestamente aquellas elecciones apoyaban al régimen de Batista. Su padre no tenía elección. Tenía que votar o arriesgarse a quedar cesante.
Ahora tenía que votar por alguien que vivía cerca, pero que no conocía de nada y que presentaba una biografía insulsa. Los otros por el estilo. Pero lo que más le molestaba a su padre era el no poder, influir con su voto, a decidir quién o quienes presidirían el país. Y se hacía una pregunta: Que tipo de elecciones son estas en que un grupo de personas continúan a ser elegidas permanentemente, aun cuando han realizado mal un trabajo para el cual supuestamente fueron elegidos. Y así una y otra vez.

La vida de su padre, reflejo de otros muchos cubanos y cubanas anónimas, le ha ayudado a entender que las elecciones, en Cuba, carecen de raíz y son tan falsas y accidentales como el proceso que las ha gestado; que no se les puede legitimar de ningún modo.

No es apatía, no. No es desinterés, no. Es falta de pasión y el poco convencimiento en que aquellos en los que han confiado ciegamente durante tantos anos, ahora se despiden de éste mundo dejando el futuro pendiente de una brocha gorda y sin escalera en que apoyarse.

Ahora parece que son pocos los que no han hecho su parte y es por eso que el país, en vez de avanzar, retrocede.Cualquiera tiene la culpa, menos ellos.
Para él, votar por el mismo régimen le provoca exclusión, ilegalidad, inseguridad, trance, pero nunca continuidad, porque no es un proceso genuino, porque supone un imposible de perfeccionar.

De martianas y fidelistas, poco. Mucho de totalitarismo estalinista, nada de marxista o leninista. Que puede significar, un país en la miseria, para el resto de los países del Continente Americano? Una moneda de cambio con la que amenazar al “monstruo imperialista”?

Desgraciadamente, la sociedad cubana (si es que existe algún tipo) no aspira a una sociedad mejor. El conformismo se lo impide. Un régimen enquistado no es la solución al problema cubano. Los quistes deben ser extirpados. Si es posible, de raíz. 
Cual de los supuestos “líderes” tiene apego en la gente? 
Es del todo imposible que tan solo una biografía pueda hacer que 60 mil ciudadanos (de una sola circunscripción) llegue a conocer profundamente a uno solo de los diputados, máxime cuando ninguno fue elegido por los ciudadanos de esa circunscripción.

Cuando uno de esos ninos, que pacientemente “cuidan” las urnas proclaman “votó”, se le revuelve algo en el estómago. La farsa que no la consigue digerir, para que luego venga alguien a invitarle a un café, que no es café y después, tratar de convencerle que Cuba es un país especial y triunfante.

Por eso, repite. Votar por el régimen es hacerlo por una pesadilla recurrente. No vale la pena. 
No lo es, ni por la historia y peor aún, ni por un negro porvenir.



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