La historia entre Cuba y Rusia que Raúl Castro desconoce
La
Habana tiene relaciones con Moscú desde la época de los zares
Lunes,
octubre 30, 2017
Tania
Díaz Castro
LA
HABANA, Cuba.- A los dos años de su arribo al poder, el 13 de
febrero de 2010, Raúl Castro hizo un brindis con todos sus amigos
generales y coroneles en la Sala Universal de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias (FAR), con motivo de conmemorar el primer convenio
comercial establecido entre Cuba y la URSS para la compra de un
millón de toneladas de azúcar y el primer crédito de cien millones
de dólares, concedido a la isla para la construcción de plantas
industriales.
Ese
día, dijo, se cumplían cincuenta años de relaciones entre cubanos
y soviéticos.
Es
significativo cómo el canciller ruso Serguei V. Lavrov no acudiera
al acto político y sólo enviara por escrito una felicitación.
Seguramente porque, en Moscú, la historia entre la URSS y Cuba es
muy distinta a la que conocía Raúl: En Rusia, por el contrario, se
celebra el 6 de julio de 1902 como la fecha en que por primera vez se
establecieron relaciones entre ambos países.
Al
parecer, o Raúl no conocía la historia, o no le daba valor alguno,
porque fue aquel 6 de julio que el zar Nicolás II respondió
afirmativamente a la misiva del presidente cubano, Don Tomás Estrada
Palma, donde le había propuesto el establecimiento de las
relaciones.
De
esa forma, el Imperio Ruso y Cuba quedaban amigos para siempre. El
consulado cubano en San Petersburgo tuvo como primer jefe de esa
misión al célebre ajedrecista José Raúl Capablanca, casado con
una princesa rusa, y a partir de esa fecha ocurrieron eventos
culturales de gran trascendencia: la célebre bailarina Anna Pavlova,
con toda su comitiva, fue aplaudida en La Habana, el poeta Vladimir
Mayakovski se reunía con intelectuales cubanos y se pudo disfrutar
de presentaciones a cargo de famosos músicos como Rajmaninov,
Serguei Rokofiev y otros.
Pero
los acontecimientos históricos de aquella época con relación a
Moscú no terminaron ahí.
Aunque
la represión estalinista era conocida en el mundo entero, el 17 de
octubre de 1942 Cuba reconocía a la dictadura soviética, mediante
acuerdos suscritos en Washington, entre los embajadores de Cuba y la
URSS. El diplomático Aurelio Fernández Concheso se reunió en el
Kremlin con los principales líderes comunistas y recibió de manos
de José Stalin una carta de amistad dirigida a Fulgencio Batista,
quien había arribado a la presidencia dos años antes.
Un
poco después ocurrió un singular suceso: a consecuencia de un
correo diplomático proveniente de Moscú, se puso en evidencia que
La Habana se estaba convirtiendo en un centro de espionaje soviético.
Aun así, las relaciones diplomáticas continuaron: en 1955 el
General Batista exportó azúcar a la URSS en varias ocasiones y en
1957, la compañía de ballet, con Alicia Alonso al frente, realizó
una extensa gira por las principales ciudades de ese país, aprobada
por el Gobierno cubano.
Todo
eso pasó por alto Raúl Castro cuando celebró los llamados
cincuenta años de amistad.
Ni
siquiera le importó que en dos ocasiones el Kremlin le informara, en
sus visitas a Moscú, la verdadera fecha de las relaciones y que
Vladimir Putin; que conversando con él en su casa campestre de las
afueras de Moscú le rectificara que no eran cincuenta, sino ciento
diez, los años transcurridos del establecimiento de las relaciones.