domingo, 25 de mayo de 2014

Los ricos y el régimen de los hermanos Castro

El régimen permite (hasta que le convenga) que existan personas que tengan casa, coche (carro), mucho dinero en dólares, que no en CUC y que puedan hacer varias comidas diarias.


Conozco algunos que el dinero les alcanzaría para pasarse más de un mes de vacaciones, no en Miami, sino en cualquier parte del mundo. Tal vez por no hacer demasiada ostentación esas mismas personas, pudiendo tener un yate de su propiedad (pues dinero no les falta) anclado en una marina, sin embargo, no lo tienen.
 
Por supuesto que el estándar de vida de esas personas es respaldado por el régimen, pero una mañana cualquiera pueden ser esposados y conducidos a un calabozo, acusados de enriquecimiento ilícito. Basta que sospechen que se hayan vuelto desafectos al régimen. No serían los primeros ni los últimos a quienes les haya acontecido en el pasado, les acontezca en el presente o en el futuro.


Estar sometido al régimen dictatorial totalitario y hacer dinero es malísimo, si no eres totalmente fiel al “máximo líder” y aun así, se debe andar con mucho cuidado, porque la envidia es mala consejera.


Fidel Castro comenzó su cacería de brujas contra todo lo que significara “dinero”, a sabiendas que de no tener el control económico de toda la población, jamás tendría el control absoluto. Es fácil de entender que los primeros afectados fueran las clases altas y las clases medias.
Bien temprano se creó una oficina llamada de “recuperación de bienes malversados”, que luego de salir al extranjero las clases malversadoras, recuperaría también bienes “bienversados”, de aquellos que aunque no hubiesen tenido nexos con el régimen del tirano Batista, ni fuesen contrarrevolucionarios, no quisieran continuar viviendo en afrentas y oprobios sumidos. No importaba que esas personas pudieran demostrar legalmente sus propiedades.


Pasaron nueve años y una llamada “ofensiva revolucionaria” acabó con las pequeñas empresas, esas que hoy en día el régimen totalitario autoriza en forma de “cuentapropistas”.


Las tiendas de recuperación de valores “del oro y la plata” vendrían muchos años después con la finalidad de recoger las pocas joyas, porcelanas y obras de arte, cambiadas por “collares de cuentas” y “espejitos”, al mejor estilo del descubrimiento de América, cuando los europeos cambiaban baratijas por pepitas de oro.


Tomemos como ejemplo la famosa playa de Tarará, con su reparto residencial “cerrado” incluso para amigos de los residentes sin autorización y donde creciera el primer vástago de Fidel Castro.
 
Todas las casas de aquellos que, independientemente de que fueran, o no personeros de la dictadura o contrarrevolucionarios activos o en potencia, fueron confiscadas por el solo hecho de haber “abandonado” el país.
Es cierto, que en aquella época la radicalización era aprobada inmisericordemente por la mayoría de la población, que no podía imaginar lo que se avecinaba.


Pues bien, Tarará se convirtió en escuela de corte y costura para hijas de campesinos, luego fue escuela de maestros “Makarenko” y así pasó el tiempo y pasó hasta convertirse en una “ciudad de pioneros” ya desaparecida y que al final fuese cedida “espontáneamente a los niños víctimas de la tragedia de Chernobil. Hoy es un centro turístico con marina incluida. La misma marina (restaurada) construida por los tararenses.
Pero las casas de los mejores repartos (barrios) de la burguesía fueron a parar a manos del ejército, del Ministerio del Interior y altos funcionarios del desgobierno neo feudal.


Son pocos los que, hoy en día están forrados en dinero y presiden algún que otro sindicato. A esos no les hace falta para tener las comodidades de la vida burguesa, como no sea la de tener una casa y un carro. Las otras comodidades las tienen asignadas junto con el cargo. Me refiero a la ropa y los CUC. Si viajan en misión oficial no tendrán problemas en despilfarrar dólares, francos y libras esterlinas.


Si alguno de los funcionarios (empresarios) del desgobierno les fuese otorgada alguna comisión por parte de su par capitalista, no tiene importancia siempre que pruebe, con su actitud diaria (que no aptitud) ser fiel al régimen y sobre todo al “máximo líder”. De lo contrario pasa, más temprano o más tarde, al basurero de la historia.
Los salarios de estos funcionarios son tan ridículos como los de cualquier trabajador de a pie.


Ver http://manchiviri.blogspot.pt/2007/02/la-desafortunada-revista-forbes.html


Los cubanos que han logrado acumular cientos de miles de dólares (dentro de Cuba) han tomado precauciones. Muchos, aunque no todos, tienen familiares y amigos en el extranjero. Pero no voy a entrar en detalles.


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